Vacas sagradas
ruyff inventó el término “vaca sagrada” para designar al jugador consagrado que representaba la élite del equipo. Lo hizo en un tiempo en el que jugaban tres de los cuatro extranjeros de la plantilla, con la intención de estimular la competencia. Ser un crack y cobrar como tal no equivalía a tener el puesto garantizado. La pugna entre Stoichkov, Laudrup, Koeman y Romário exprimió lo mejor de ellos. Por debajo estaba la trabajadora clase media de los Eusebio (al que deseo la mejor recuperación), Amor, Bakero... Ser una vaca sagrada conllevaba el peligro de dormirse en los laureles y la obligación de tirar del carro cuando el equipo lo necesitaba.
Hoy Koeman tira del libreto cruyffista para llamar a arrebato en el clímax prematuro de una temporada que se presume trágica. Encomendarse a las vacas sagradas se antoja como un último recurso a la desesperada porque éstas no ofrecen muchas garantías. Ello se debe a que han crecido en la opulencia y la no competencia. Ni se han discutido unos salarios desorbitados ni tampoco su puesto. Alba, Busquets, Piqué y compañía han sido unos fijos por real decreto. En el caso del lateral es incomprensible que después de tantos fichajes, todavía no se haya encontrado un defensa con garantías. A Busquets también lo hemos ido protegiendo como hicimos con Xavi o Iniesta hasta el día de su retiro dorado. Así dejamos escapar a jugadores como Modric o Kanté.
Koeman puede picar a sus vacas sagradas a ver si responden. No dudo que algunos como Messi y Piqué pondrán el alma en ello, aunque con esto no alcance porque otros como Griezmann seguirán con su pasotismo exasperante. Toca renovarse y dar el relevo a los jóvenes, evitando que algún día lleguen a ser apoltronadas vacas sagradas
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