Mundo Deportivo (At. Madrid)

El halo del Barça

- La gran victoria ante el Sevilla no oculta la más que delicada situación del FC Barcelona

La remontada ante el Sevilla fue un bálsamo, una gran alegría, pero que no puede ocultar la realidad. Si no lo ha perdido ya, el Barça está a punto de perder su halo, aquel resplandor, aquella ilusión que convertía el color azulgrana en algo mágico. Quizá un simple partido de Copa pueda evitarlo... Veremos.

Los recientes acontecimi­entos no dejan lugar a dudas: El Barça tiene un serio problema. Nos hemos referido aquí, en las últimas semanas a los conflictos que afectan al club en estos momentos, de la falta de liquidez al futuro de Leo Messi, de la crisis social creada por los políticos al del Espai Barça. Pero nunca hubiera imaginado que, a todos estos obstáculos se añadiría la detención de un ex presidente bajo acusacione­s de delito financiero.

Si tuviera que resumir cual o cuales son los principale­s problemas del Barça creo que los reduciría a dos: el primero es el hecho confirmado de que en el FC Barcelona se mueve mucho dinero y que los controles nunca han sido suficiente­s. Los que están quieren permanecer, los que han estado quieren volver y los que no han estado nunca quieren entrar. Les cueste lo que les cueste.

El segundo problema es el político. Dos de los candidatos que concurren a las elecciones son independen­tistas. Si cualquiera de ellos gana, veremos como afectará al Barça su ideología y la de sus grupos de apoyo.

Por otra parte, estas van a ser unas elecciones extrañas. La pandemia reducirá el voto hasta unas cuotas que pueden ser preocupant­es y la situación del club está más enrarecida que nunca. El Barçagate ha terminado por estallar de verdad y a pesar de que Bartomeu no esté ya en la entidad, su detención representó un choque emocional para todos.

Nunca el Barça había estado en un momento tan delicado como el actual, y mucho me temo que las alternativ­as que se barajan para rescatar al club y volver la ilusión a los aficionado­s pueden no ser suficiente­s.

Laporta, que recibió un severo castigo en las últimas elecciones de 2015, ni tan si quiera se quedó en el Camp Nou para felicitar al ganador, ha hecho un serio esfuerzo para recomponer su imagen, maltrecha en el subconscie­nte del barcelonis­mo. El expresiden­te es el gran favorito.

Víctor Font lleva un montón de años haciendo oposición y gastando dinero para alcanzar su objetivo, ha minado al club y a la directiva durante años con sus propuestas; la más persistent­e la de querer hacer entrenador a Xavi de forma obsesiva, aunque ello provocara inquietud y desequilib­rios en el primer equipo. También ha intentado utilizar a los jugadores para sus propósitos, como es el caso de Piqué, que le tuvo que parar los pies. La pancarta de

Madrid le dejó KO durante varias semanas cruciales.

El tercer candidato, Toni Freixa, representa­ba el continuism­o... pero los recientes acontecimi­entos no le han ayudado a llegar al final con fuerza. Ha hecho una campaña digna y su entorno confía en una baja participac­ión que pudiera provocar una sorpresa.

Habrá por lo tanto elecciones el domingo con un resultado aún incierto y con un buen sabor de boca por el resultado de la Copa. La abstención promete ser tan alta que es muy difícil hacer pronóstico­s más allá del que Laporta parece el mejor colocado. Un hecho sí parece incontesta­ble. Laporta hubiera ganado de calle, si la votación no se hubiera aplazado.

Pase lo que pase, el futuro es borrascoso. Quien gane deberá cambiar el club y la figura del ‘soci’, que tanto se ha empleado durante los últimos años desde la oposición, deberá reformular­se por completo. Veremos qué pasa. Le deseo suerte al Barça.

Fe de errores. La pasada semana en este mismo espacio se publicó equivocada­mente que la superficie del Espai Barça era de 320 hectáreas, cuando la superficie real es sólo de 20 hectáreas

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Font, Laporta y Freixa, en el debate del Grupo Godó

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