Mundo Deportivo (At. Madrid)

Los Koeman boys

- Mingueza y Pedri se han convertido en dos fijos

Solía afirmar el maestro Fernando BorderÍas, de quien el miércoles se cumplieron seis años de su adiós, que de un entrenador le valoraba mucho más por los chavales que promociona­ba de la cantera que por los títulos que llegase a ganar. El ‘Borde’ era un asiduo del Mini y estaba al corriente de cualquier futbolista que asomase la cabeza, y ciertament­e no estaba nada falto de razón con este axioma. Algo que se está cumpliendo en esta rocamboles­ca temporada en el Barça, donde el técnico Ronald Koeman, a falta de fichajes que la delicada economía del club no se podía permitir, se las ha ido apañando con jóvenes futbolista­s que en algunos casos no habían cumplido ni la mayoría de edad. Un hecho por el que ha sido altamente valorado, cuando incluso los resultados no eran los apetecible­s, pero el culé se recreaba con la inesperada madurez de Pedri, los goles de Ansu, la contundenc­ia de Araujo, la entrega de Mingueza, las llegadas por banda de Dest y últimament­e el desparpajo de Ilaix.

Sin embargo, en el siempre controvert­ido entorno barcelonis­ta siempre hay alguien dispuesto a echarle agua al vino, argumentan­do que antes fue la necesidad que la devoción, lo que movió al “héroe de Wembley, a mirar hacia abajo para solventar los problemas de los de arriba y que si no se hubiese lesionado Piqué difícilmen­te Araujo y Mingueza hubieran dispuesto de tantas oportunida­des. Tan cierto, como que hace un par de temporadas, cuando empezó el calvario de lesiones Umtiti, antes de buscar soluciones en el filial, donde Chumi y Cuenca formaban la pareja titular de centrales, prefirió la cesión desde el Valencia del colombiano Murillo, que paso prácticame­nte inadvertid­o. Como también sucedió con la inesperada incorporac­ión de Kevin Prince Boateng, fichado a contrarrel­oj en el mercado de invierno para cubrir la eventual baja por lesión de Luís Suárez y que fue más recordado por su emotiva carta de despedida a la afición que por no haber marcado ni un solo gol en los cuatro partidos que llegó a disputar con la camiseta blaugrana. Aunque eso sí, su representa­nte era el mismo que el que trajo al año siguiente a Quique

Setién. Un joven agente croata, Edoardo Crnjar, de apenas treinta años. Pura coincidenc­ia.

Como también vayan a saber que le hubiera costado a un joven Pep Guardiola dar el salto al primer equipo, si Cruyff y Rexach se hubieran salido con la suya de traer al orondo medio campista del Liverpool Jan Molby para cubrir la baja de Koeman, lesionado con la rotura del talón de Aquiles en el Vicente Calderón. Si Núñez no llega a amenazar a la intrépida pareja de técnicos con hacerles pagar la ficha del futbolista danés si

historia.

Momentos que marcan la carrera de un jugador, en la que siempre se acaba haciendo necesario, por circunstan­cias diversas, el atrevimien­to del entrenador, como el que tuvo Koeman en el Sánchez Pizjuan, cuando bien entrada la segunda parte y con 0-1 en el marcador hizo entrar a Ilaix Moriba para substituir a Pedri, que estaba lesionado, quedando Riqui en el banquillo. Quizás este sea el problema para los que le continúan negando el reconocimi­ento a Ronald

Hno se ganaba la Liga. A sabiendas de lo que les dolía a Johan y Charly rascarse los bolsillos, decidieron que con el chaval de Santpedor y el oficio de Alexanko se podían apañar.

Y que hubiera sido de la carrera de Puyol si coincidien­do con una lesión de Reiziger, no se hubiera encontrado en los pasillos del Camp Nou a un Van Gaal que le retó a evaluarlo durante dos semanas con entrenando con la primera plantilla y aquella quincena a prueba se acabaron convirtien­do en quince temporadas inolvidabl­es en que “Puyi” alcanzó el status de capitán del mejor Barça de la

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FOTO: GETTY Koeman ha apostado por los jóvenes y la jugada le ha salido bien

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