Siete vidas
ilencio, juega Kroos, imperial, el metrónomo que cualquier equipo de campanillas querría lucir en la sala de máquinas. Alguien así encumbraría al Atlético, por ejemplo, para más de una vuelta en la Liga. ¡Aleluya!, resplandece Vinicius, velocidad del rayo, dribling eléctrico que por fin ha afinado la puntería. Ambos fueron determinantes en el triunfo del Madrid frente al Liverpool, que en la Premier deambula a 25 puntos del City: no es un accidente. Pero eso, la escasa fiabilidad de los muchachos de Klopp, no oculta el empeño del Real Madrid por resucitar cuando huele a muerto. Tiene siete vidas. Renace en el campeonato doméstico según va tocando fondo el vecino. Y al pisar Europa sale impelido por una fuerza colosal que le ha servido para meter 13 orejonas, 13, en las vitrinas. Algo tiene este equipo, también Zidane. Superó la fase de grupos con más pena que gloria, eliminó al Atalanta apoyándose en la suerte del encuentro de ida y castigó al seis veces campeón continental con un 3-1 que presagia semifinal. Como le dijo Ryan Gosling a Josh Brolin en “Gangster Squad”, si “la ciudad está cubierta de agua tienes que coger el bañador y no el cubo”. Zizou, que no estaba a salvo ni en el arca de Noé, optó por zambullirse, hacer frente a las críticas y sacar a flote al grupo antes de que los ahogaran a todos. Ahora respira y el baño que se ha dado ha sido de confianza a las puertas del Clásico. En Champions le ha tocado el lado fácil del cuadro y se ve en la final. En la Liga dependerá de lo que suceda el sábado con la visita del Barcelona y de las vidas del Atleti, que al ritmo decadente que va y si no espabila agotará las siete
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