Los fieles de la grada no fallan
Ante la ineficacia atacante para olvidar el suspense, 45.968 culés sí empujaron a media tarde en el Camp Nou
➲ Con 26.238 socios abonados que se acogieron a la excedencia previendo que la pandemia se alargara, resulta más difícil contar con una gran entrada en el Camp Nou. Y más si el partido ante el Dinamo Kiev empezaba a las 18.45 h., todavía en horario laboral para muchos socios. Al final se presentaron 45.968 en su mayoría militantes e irreductibles que no estaban dispuestos a dejar solo al Barça de Ronald
Los cánticos a Ansu precedieron el gol de Piqué y el Kun volvió a acaparar vítores
Koeman cuando más tenía el agua en el cuello en la Champions League. La asistencia quedó lejos de los 73.462 del Barça-PSV (4-0) de la 2018-19 y de los 67.023 del BarçaSlavia Praga (0-0) de la 2019-20, los otros precedentes de horario anterior a las 19 h. desde que la UEFA impuso la franja vespertina para el torneo.
De día aún, la atmósfera silenciosa apenas duró 15 segundos hasta que de un córner de segunda gradería de Gol Nord emergieron cánticos para acompañar al equipo sin que cesaran hasta el final con la incertidumbre de un marcador que sembró más temor del real por lo inofensivo de un Dinamo de Lucescu que defraudó. Nada que ver con el que, afectado por una plaga de Covid, obligó a Ter Stegen a dar su mejor versión hace un año en el mismo escenario.
Fue media entrada pero parecieron casi tres cuartos para animarse y animar casi con cualquier cosa. Un recorte de Dest, una anticipación de Gavi o una buena cobertura de Piqué. Cualquier detalle era bueno para empujar al Barça hacia un triunfo obligado. Hubo compasión con dos remates fallidos de Luuk de Jong, silbado tímidamente como luego Sergi Roberto, tras haber enviado una buena rosca en que Bushchan se lució. Con bastantes chavales en la grada recién salidos del cole, fue otro niño quien activó más al personal. Ansu Fati fue coreado al salir a calentar en el 35’ y segundos después llegó el gol decisivo de Piqué. Su irrupción no tuvo esta vez el premio del gol si bien pudo haberse venido abajo el Camp Nou de entrar su remate de semichilena. Con ganas de encumbrar nuevos ídolos, Agüero recibió más vítores con gritos de “Kun, Kun, Kun” mientras Koeman, abonado a sufrir ante el Dinamo desde hace casi tres décadas, se desperaba en la grada ante la falta de eficacia. Quienes no fallaron fueron los culés de siempre, que marcaron el camino para intentar llenar el Estadi el domingo para el Clásico. El ritmo de entradas es alto, lo suficiente para estar planteándose ya un mosaico que intimide también al Madrid ●
El club espera una gran entrada en el Clásico y ya prepara un mosaico