Hacia un nuevo modelo
Cuando estaba en el FC Barcelona organicé un encuentro entre Josep Maria Bartomeu con dos reporteros de un reconocido medio de comunicación. Le querían entrevistar y la reunión se mantuvo en incómodos sofás negros del despacho del presidente.
La entrevista transcurrió con normalidad, las preguntas eran lógicamente punzantes, como debía ser, y ya casi al final, uno de los informadores dijo:
- Ahora me gustaría hacer una pregunta como socio...
En aquel momento le interrumpí diciéndole que en aquel contexto no podía hacer ninguna pregunta como socio, pero que sí podía hacerla como periodista.
Poco después de la entrevista, el director del medio me llamó para decirme qué tal había ido. No le dije que tenía un informador en nómina que confundía su labor informativa con la de socio del FC Barcelona.
El papel de la prensa y el FC Barcelona ha sido a lo largo de los años un tema que ha generado ríos y ríos de tinta. El forofismo suele nublar las mentes y en un club tan dividido es fácil averiguar quien está a favor o en contra de uno u otro. Incluso en los medios, donde se reclama una cierta objetividad.
Durante mi etapa en el Barça una de mis obsesiones fue la de colocar a cada uno en sitio, con la pretensión de que cada uno pudiera hacer su trabajo de la mejor manera posible. Por ejemplo, en las ruedas de prensa en la sala Ricard Maxenchs, por ejemplo, pedí a los directivos que, si querían estar presentes, no ocuparan la primera fila de las butacas, desplazándoles a un lateral. La primera fila era para los periodistas. Vi, meses después de mi salida del club, que los periodistas volvieron a ser desplazados.
El FC Barcelona es un club con un entorno muy difícil. Tanto, como que incluso el sistema asambleario de compromisarios ha terminado por convertirse en algo obsoleto. La falta de planificación de la actual junta y la suspensión de la última Asamblea es un tema que convendría analizar. Sin criticar nada y a nadie, está claro que esta herramienta no sirve. Cuando el actual presidente cree que ha de hacer un nuevo referéndum por el Espai Barça, porque la decisión de los compromisarios no es suficiente, es evidente que el mecanismo ya no funciona.
En el batiburrillo de problemas del FC Barcelona, deportivos, económicos, sociales, políticos, mediáticos... destaca uno que para mí es fundamental: el de la gestión.
Desde principios de 2014, cuando se celebró el referéndum del Espai Barça hasta la celebración del nuevo referendo, si se celebra, habrán pasado seis años. Seis años en los que el Real Madrid habrá ganado varias Champions y habrá construido un nuevo estadio.
En pleno siglo XXI, en mitad de una división tremenda en el seno del club, el FC Barcelona debería pesar qué modelo debe adoptar para ser ágil. Entiendo que, si la semana pasada en esta columna se hablaba de la necesidad de buscar una nueva imagen del club, y ahora de un nuevo modelo de gestión, es pedir demasiadas cosas. Pero ese es el reto del actual presidente. Y ante la suspensión de la Asamblea del pasado fin de semana no parece que las cosas estén bien encaminadas
La suspensión de la Asamblea indica que las cosas no están bien encaminadas