Los magos del Palau
El Blaugrana cumple hoy 50 años con vocación de ser mágico para el Barça hasta el último día gracias a la conexión especial entre el público y sus jugadores, como Norris, Egurrola, Torras y Barrufet
➔ Ocho presidentes, decenas de técnicos, centenares de jugadores, miles de partidos y millones de espectadores después, el Palau sigue en pie a pesar de que ya tenía fecha de caducidad y celebrará hoy el 50º aniversario de su inauguración, el 23 de octubre de 1971, con vocación de ser hasta el último de sus días esa ‘ratonera’ mágica tan especial para el Barça.
Nada como el actual Palau representa la vocación polideportiva del FC Barcelona, hogar de inolvidables gestas del basket, el balonmano, el hockey patines o el fútbol sala, por citar las actuales secciones profesionales del club que tan bien aliñan el plato principal del club, el equipo de fútbol.
El Palau del futuro tendrá el reto de heredar con los años la magia que desprende el Palau de toda la vida, fortín en tantas victorias y títulos del Barça, protagonista de remontadas que perdurarán para siempre en la memoria gracias a la conexión especial con la grada. Pero si el Palau es mágico lo es sobre todo por los magos que han desfilado durante 50 años por su pista.
MD reunió a cuatro de ellos (Audie Norris, Aitor Egurrola, Jordi Torras y David Barrufet) para celebrar la efemérides como representantes de tantos compañeros cuya huella será imborrable.
“Yo siempre he dicho que, cuando construyan el nuevo Palau, tendrían que coger un bote de cristal, poner un poco de aire de este Palau y transportarlo al otro porque la magia existe”, asegura Barrufet. “La presión de jugar aquí la notan los rivales y nos ha hecho ganar muchos partidos y títulos. Es una sensación impresionante, cuando juegas notas una vibración especial. La sonoridad es brutal”, dice el ex portero del ‘Dream Team’.
“Aparte de levantar el trofeo de Champions como capitán, el momento donde se demuestra más la magia fue la remontada contra el Veszprem. Habíamos perdido por cinco en la ida y faltando 15 minutos perdíamos de cinco, pero el público nos llevó a hacer posible el sueño: remontar 10 goles en 10 minutos fue una barbaridad, y eso es la magia del Palau, donde lo imposible se hace realidad”, explica ‘Barru’ sobre aquellos cuartos de
1998, donde el 32-27 del Palau neutralizó el 33-28 en contra de la ida.
“El Palau ha sido como mi segunda casa. Ha habido temporadas que pasaba más tiempo aquí que en casa. Ha habido momentos muy bonitos, de títulos, también de sufrimiento y lesiones, pero en conjunto ha sido maravilloso vivir la magia del Palau”, dice David.
“¡Guau, tío, tengo muchos recuerdos!”, exclama con emoción Audie Norris. “Los fans, los entrenadores, incluso fumando en el banquillo, mis compañeros. Los títulos que hemos ganado aquí fueron fantásticos. Chicho Sibilio, De la Cruz, Manolo Flores, Epi, Nacho Solozábal, Trumbo, Andrés Jiménez… Toda la historia del Barça está en esta pista, y yo creo que el público, los jugadores actuales y todos sienten esta historia del Barça y tienen que seguir con esta magia hoy en día”, señala.
Cambio de mentalidad
“El primer año, cuando llegué aquí y Epi, Nacho y Trumbo me contaron la historia del Barça, yo cambié mi mentalidad y en ese momento yo puse el escudo en mi pecho para siempre”, añade Norris. ¿Cómo consiguió ser uno de los jugadores más queridos por los culés? “Siendo yo mismo, no he hecho nada especial. El público y el club sentían que yo siempre he dejado mi sangre en la pista por ellos. Supongo que es eso. Siempre tenía tiempo para hablar con los fans después de los partidos. Yo era muy cercano”, zanja Audie.
“El Palau me evoca orgullo, satisfacción, pasión, ruido y, sobre todo, victorias. Siempre ha sido un fortín para todas las secciones y al final es un orgullo poder vivir la magia del Palau”, tercia Egurrola. “Esa magia es el empujón final que necesitas para llegar a una pelota o para darle más fuerte. Es un tópico pero, cuando juegas en el Palau con ese ambiente que se crea en las grandes citas especialmente, al final juegas con un jugador más en el equipo”, dice Aitor.
“El fútbol sala es la sección más joven y con los años el crecimiento ha sido espectacular, desde jugar en mi primera época ante 200 personas a hacerlo con casi 6.000 en la segunda. Es un cambio radical y muy bueno”, afirma Torras.
“¿Mi mejor recuerdo? Cuando ascendimos a División de Honor contra el Lugo fue espectacular y la primera Liga que se ganó aquí contra el Caja Segovia. No había visto el Palau tan lleno como ese día, fue algo insólito, un momento de decir: ‘¡Ostras, el Palau ruge con el fútbol sala!’ Fue un día espectacular”, concluye Torras