SIN ALARDES
► El Real Madrid echó mano de su versión más pragmática y eficaz para llevarse un Clásico deslucido ► Carlo Ancelotti, cuestionado hace unas semanas, salva los muebles e invierte la mala tendencia blanca
El Real Madrid de Carlo Ancelotti logró un valioso y trabajado triunfo en el Camp Nou echando mano de su versión más pragmática y se anotó su cuarto Clásico consecutivo, el primero del entrenador italiano en el feudo azulgrana. La victoria frente al eterno rival tiene un evidente efecto balsámico para el conjunto blanco, que se fue al parón de selecciones sumido en una importante crisis de juego y resultados debido al empate contra el Villarreal y las sonadas derrotas frente a Sheriff Tiraspol y Espanyol.
La goleada al Shakhtar (0-5) y la victoria por la mínima en el Camp Nou (1-2) han servido no solo para que el proyecto liderado por Ancelotti coja aire tras varias semanas con el italiano en la diana de las críticas sino que el estado de optimismo ha sido declarado en ciertos sectores del madridismo.
En el Clásico, el Madrid ejerció su papel de favorito aprovechando la debilidad en las áreas de un Barcelona mermado también por las bajas de futbolistas troncales como Pedri, Araujo o Dembélé. Carlo Ancelotti interpretó que lo que necesitaba su equipo era ceder la iniciativa y salir al contragolpe y, de la mano de una defensa firme y de un Vinicius desequilibrante, el Madrid golpeó primero con el 0-1 de Alaba minutos después del fallo de Dest que hubiese dado alas al Barcelona.
El técnico italiano repitió once por primera vez esta temporada, volvió a renunciar a la presión adelantada que le había dado nulos resultados y dio continuidad a la fórmula conservadora que tan buenos réditos le dio en el Olímpico de Kiev.
Un Madrid más experto
La pegada y la contundencia en las áreas decidieron finalmente un duelo descafeinado cuya mejor noticia fue el retorno del público en un Clásico. El Madrid no se prodigó mucho por el área de Ter Stegen y solo realizó cinco disparos entre los tres palos, de los que dos fueron los goles que decantaron el partido. El conjunto blanco solo centró dos veces en jugada y remató ocho veces desde dentro del área rival por los nueve que protagonizó el Barcelona.
El cuadro de Ancelotti supo mantener su ventaja porque estuvo ordenado y concentrado en la retaguardia, liderado por Militao y Alaba en el eje, bien escoltados en las bandas por Mendy y por Lucas, que se fajó bien ante un Ansu que todavía no ha alcanzado su forma física ideal y que no pudo explotar su uno contra uno.
La experiencia de los Kroos, Casemiro, Modric, Courtois y Benzema aliviaron en buena parte a un Ancelotti excesivamente inmovilista a la hora de hacer los cambios. El Madrid llegó castigado físicamente al tramo final del partido y hasta el minuto 72 Ancelotti no se atrevió a mover el banquillo para dar entrada a Valverde por un Rodrygo que, como Vinicius, terminó fundido.
El Madrid se llevó el Clásico por experiencia e individualidades pero evidenció de nuevo que el proyecto liderado por Carlo Ancelotti tiene un amplio margen de mejora