Una cámara dentro del coche de Koeman

Pronto veremos un nuevo punto de vista de las agresiones al coche de Koeman

Los espacios de deportes recogían las lamentables imágenes de un grupo de energúmenos lanzándose encima del coche de Ronald Koeman ala salida del Camp Nou. Vimos como unos golpeaban el capó, otros escupían en los cristales, otros se lanzaban encima del coche para hacerse selfies impidiendo, insultaban al técnico e incluso soltaban alguna patada al coche. Pero en las mismas imágenes se puede observar un detalle que nos permite intuir que más pronto que tarde vamos a poder ver un punto de vista muy distinto y más impactante de esta misma escena bochornosa. En el asiento trasero del coche de Koeman se puede ver una cámara de televisión grabando toda la secuencia. Solo Deportes Cuatro subrayó fugazmente este detalle, pero resulta obvio que vamos a ver estas imágenes en algún reportaje, documental o programa especial sobre el técnico.Otro aspecto relevante es cómo algunos programas aprovecharon para convertir la noticia en una guía televisada sobre cómo abordar en próximas ocasiones los coches que salen del estadio. Los reporteros indicaban con esmero el número de la salida, el aspecto de la puerta, la localización en un plano aéreo del estadio, el sentido de circulación de los coches y la ubicación de los semáforos que obligan a los coches a pararse, de tal modo que la información se convierte prácticamente en un reclamo. Decía Carles Puyol, atendiendo a la prensa, que era mejor no darles bola a estos individuos. Es lógico que se informe si se sacude y hostiga al técnico y a algunos jugadores en el coche porque sirve para alertar de la necesidad de mejorar la seguridad en la salida del Camp Nou. Pero también es cierto que la recreación en los detalles, las imágenes ralentizadas, atribuir protagonismo mediático a los más violentos y el sensacionalismo informativo pueden convertir el suceso en un efecto llamada. Viendo el alto nivel de los brutos que se agolpaban encima del coche, lo mucho que se divertían y los tiempos del calamar que nos está tocando vivir, no hay que descartar que, en las próximas semanas, se convierta en propaganda para un nuevo entretenimiento. Para los brutos violentos y para las cámaras de televisión.