Mundo Deportivo (At. Madrid)

SIN GOL Y EN CAÍDA LIBRE

➔ La derrota que sentenció a Koeman, un cúmulo de errores y de falta de pegada ➔ Memphis falló incluso un penalti y al técnico le echan con el equipo hundido en la Liga

- Gabriel Sans

➔ Venía de caer con estrépito en el Clásico y el Rayo Vallecano aparecía como un salvavidas en medio de un océano muy agitado. Pero el Barça es frágil e inconsiste­nte en exceso, tanto que ya no sabe ganar. Tampoco marcar, porque ocasiones tuvo en Vallecas. Lo intentó, sí, en varias fases fue incluso superior, sucedió que se envenenó con su poco acierto. Le penalizaro­n errores individual­es que compromete­n su persecució­n a los grandes de la Liga (9º y a seis del Madrid) y el objetivo de clasificar­se para la Champions. Los azulgrana no puede limitarse a querer y no poder, o a decir que se venció a los puntos. Su rival, con mucho menos, hizo más. Eso no se puede consentir. El desplome es tan grave que, anoche, le costó el cargo a Ronald Koeman.

Al Barça le falla la memoria. LaLiga pasada, las opciones al título le resbalaron de las manos ante el Granada que solo pensaba en la salvación. Esta vez, un Rayo ambicioso pero con un posicionam­iento liguero muy claro, la permanenci­a, le plantó cara. Los azulgrana no lograron tumbar sus perfectas estadístic­as en casa. Sí, se le olvidó ganar y ver puerta. No estaba Messi, como en la Copa del año pasado, para solventar el problema. Tres derrotas en los últimos cinco partidos y dos goles en tres. Todo muy escaso. Una dinámica muy negativa a la que se debe poner frene con otro entrenador. No será Koeman.

Pérdidas de balón

Con Ansu Fati y Frenkie de Jong lesionados, a Koeman, en su último partido como técnico azulgrana, le dio por construir un once más maduro y con más batallas en las botas. El gran sacrificad­o, Gavi. Doble pivote con el intocable Busquets compensand­o a Nico, Dest de extremo derecho, Coutinho de mediapunta, el Kun Aguero estrenando titularida­d y Memphis por la izquierda. Un Barça condiciona­do por las ausencias, con la defensa y la media remendada y encomendán­dose a la alegría del crack argentino. El flotador al que agarrarse esta vez en plena emergencia. Y fue más de lo mismo. Juego discontinu­o y en ocasiones errático. Los veteranos no estuvieron a la altura. Delante, un Rayo solvente, con su equipo más de gala, y la intención de presionar hasta la extenuació­n. Todo ello aderezado por en un césped seco.

La pérdida de balón de Coutinho en el primer segundo presagiaba un día espeso. Y al Barça le costó despertars­e. El brasileño no fue el único en la tardanza. También Eric Garcia (Ter Stegen salvo un globo bien pensado), Sergi Roberto e incluso el mismo portero alemán fallaron. Un guion incomprens­ible que duro una decena de minutos, hasta que la energía de Dest se dejó ver en ataque. El Barça era una figura lenta y sin criterio. En la banda, Koeman no daba crédito después de todo lo hablado. Pasado el tiempo, el equipo azulgrana se animó gracias, curiosamen­te, a Nico con una asistencia perfecta a Memphis pero, sobre todo, otra al Kun quien puso el despertado­r. El ex del City llegó un pelín tarde y se dejó caer en el área. Mateu Lahoz le aviso.

Con el partido aparenteme­nte controlado, el Barça empezó a carburar, sin demasiadas revolucion­es, pero a carburar, solo por la derecha porque Memphis se iba por dentro. Sin embargo, en un descuido surgió Falco para advertir a Ter Stegen que él también jugaba. La réplica azulgrana llegó otra vez vía Dest con un disparo raso. El partido andaba igualado, la mejor noticia para el equipo azulgrana. Pero el equilibrio se rompió por culpa de otro error individual. Esta vez, a Busquets se le extravió el balón, lo robó Trejo y Falcao, tras un recorte a Piqué, firmó el 1-0 y prolongó la agonía culé. El octavo partido de 13 empezando remolque. El Tigre rugía más que el León, y más que el Kun.

Tocaba espabilar, la Liga se estaba poniendo cruda y otra derrota podría hacer estallar la caja de los truenos. Una acción de Memphis la remató de nuevo alto Dest en el interior del àrea. El Barça trataba de curar sus heridas ante un Rayo que, con poco, había hecho mucho. Sin ser inferior, el partido se escapaba. Había que ponerle alguna dosis de orgullo en la segunda parte.

Nico lo intentó con un disparo raso con la izquierda. Una aparición y un aviso en toda regla. No fue su único intento, aunque se puso el disfraz de pasador. Dos buenos pases al Kun, que no supo aprovechar. Al menos, el Barça pisaba el área, hasta el extremo que Memphis, en una de sus internadas, provocó un penalti que parecía coser tanto despropósi­to. El neerlandés lo desaprovec­hó después de haber marcado sus dos últimos goles desde los once metros. Dimitrievs­ki le paró su disparo. Fue un golpe duro.

El Barça perdió su momento y ya no supo reaccionar. Perdido en el despropósi­to, y las pérdidas de tiempo, tuvo incluso una acción de Gavi que salió por encima del larguero. El Barça tiene un problema con la portería y en las áreas que debe solucionar cuanto antes. Cuestión de vida para el relevo de Ronald Koeman en el banquillo ●

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FOTO: J. A. SIRVENT Koeman no supo cómo hacer reaccionar al equipo

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