Mundo Deportivo (At. Madrid)

Al menos hay que mantener la grandeza

- Josep Maria Minguella

Estamos de fin de semana largo. Mucha gente por todo el territorio catalán. Hay que recordar a nuestros amigos y familiares que ya no están, con los que tuvimos una gran relación afectiva, y que por ley de vida descansan, esperemos que en paz. No tiene paz aún la isla de La Palma con este volcán que no para de avanzar. Me imagino la intranquil­idad de sus habitantes por cada seísmo que se produce y hay que desearles que muy pronto sea una historia pasada.

En Can Barça estamos viviendo una historia pasada, porque ya la hemos sufrido otras veces, y pesada. La decadencia de la plantilla, en la que ya no están hombres ilustres, empezó hace cinco temporadas y de forma sorprenden­te, a pesar de avisos serios y motivados, orales y escritos, nadie supo poner remedio a esta bajada. Se ficharon decenas de jugadores, quizás alguien del periódico tendría que hacer la lista de los contratos y el coste de los futbolista­s que hemos incorporad­o en los últimos cinco años y, al lado, poner el tiempo que han durado y dónde están ahora. Sería un análisis profundo y seguro que no serviría de consuelo pero sí de aprendizaj­e para que no se vuelva a repetir. Como decía el escritor Gabriel García Márquez en su obra ‘Crónica de una muerte anunciada’, la caída de Koeman en cuando se encadenase­n dos resultados negativos era cuestión de tiempo. Por circunstan­cias del calendario, la primera derrota fue contra el Madrid en el Camp Nou, siempre dolorosa, y la siguiente en un barrio simpático de Madrid, Vallecas. Otra cosa es que a nadie, ni a Ronald, ni a un jugador, ni a un masajista, ni a ningún seguidor del Barça, creo que no se le puede despedir en el avión de vuelta con una sola frase. Aquello que se oía del señorío para despedir a nuestra gente se ha perdido, y no olvido la escabechin­a inicial de empleados y técnicos en el club que se culminó con la marcha aún no explicada de Messi .Lode Koeman ha sido el tiro de gracia a una manera de actuar que no es parte de los valores del club. Se ha dicho que la situación viene heredada, tanto en el aspecto deportivo como económico, pero cuando estás al frente de lo blaugrana el señorío tiene que estar por encima de todo. Si hay algo que anunciar se deben mantener las formas. Todo esto no arreglará a nuestro Barça. Estamos en una situación delicada que yo comparo con una que pocos recuerdan: la que sucedió tras perder la final de la Copa de Europa en Berna contra el Benfica. Perdimos a Suárez -el Messi de la época-, Kubala y Tejada y entramos en una etapa de 14 años sin éxitos en el club. Esto no va a suceder ahora, pero hay que tomar medidas serias. Pero no de amigos fraternale­s, de personas especializ­adas para contratar jugadores jóvenes y con futuro. Si se hace así, pronto saldremos a flote ●

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