ADIÓS, BERTOMEU
n Los clubs propietarios de la Euroliga deciden en una apretada votación el relevo del dirigente n Su marcha se concretará a final de campaña después de 22 años al frente de la competición
Lo que nadie podía imaginar hace solo un año ha acabado concretándose. Jordi Bertomeu, rey de la Euroliga desde que la fundó de la mano de la ULEB (Unión de Ligas Europeas) en el año 2000, ha sido bajado de su trono por los clubs propietarios de la competición, cansados de una gestión demasiado personalista y que en los últimos tiempos no ha estado a la altura de las expectativas en el plano económico.
En una reunión que tuvo lugar ayer, los 11 clubs accionistas de la competición decidieron el fin de la era Bertomeu en una votación muy ajustada (6-5). Apostaron por el adiós del dirigente español el Panathinaikos, el Olympiacos, el CSKA Moscú, el Maccabi Tel Aviv, el Armani Milan y el Zalgiris Kaunas. Por otro lado, postaron por su continuidad los tres equipos españoles (Real Madrid, Barça y Baskonia) y los dos turcos (Anadolu Efes y Fenerbahçe).
Bayern Munich y ASVEL Villeurbanne se convirtieron recientemente en accionistas de la Euroliga pero aún no tienen derecho a voto, por lo que no participaron en la decisión.
La rebelión empezó en Atenas
El descontento de un gran grupo de clubs hacia Bertomeu trascendió por primera vez la pasada temporada, cuando los representantes de siete equipos se reunieron el 11 de abril en Atenas para crear un frente común contra la gestión que estaba llevando a cabo la Euroliga. Estos siete clubs (los seis que ayer votaron la sustitución de Bertomeu más el Anadolu Efes) estaban especialmente descontentos con el volumen de ingresos de la competición, una prioridad para ellos en un momento tan delicado para las cuentas a causa del golpe que había supuesto la pandemia del coronavirus. Es de destacar que en aquel momento los clubs españoles no fueron invitados ni informados de la reunión para no alertar a Bertomeu y que su encuentro pudiera ser boicoteado desde la organización.
Los clubs se repartieron la pasada unos 37 millones de euros en función de sus resultados y sus mercados televisivos, una cantidad tremendamente inferior al global de sus gastos. El contraste con la NBA, cuyo próximo contrato televisivo rondará los 75.000 millones de dólares por 9 temporadas (8.300 al año), es sangrante teniendo en cuenta que la Euroliga se vende como la segunda mejor competición del mundo.
Tras aquella reunión de abril los siete clubs ‘rebeldes’ enviaron una carta a Bertomeu para paralizar su renovación automática. La normativa de la Euroliga prevé que su máximo responsable vea renovados por un año su cargo y atribuciones si los clubs-propietarios no se manifiestan en contra antes del 10 de mayo. Eso no ha sucedido nunca en los 20 años que Jordi Bertomeu lleva al frente de la Euroliga pero es justo lo que pasó entonces.
Desde abril se han sucedido las reuniones entre los clubs propietarios y Jordi Bertomeu y su equipo. Para empezar, el directivo español fue apartado en junio del Board, el organismo de decisión
más elevado de la Euroliga. Bertomeu continuó de momento como CEO, aunque con responsabilidades reducidas respecto a las que tenía hasta la fecha. Paralelamente, los clubs contrataron una auditoría externa a Price Waterhouse Cooper para revisar los números de los últimos años, buscar irregularidades y tomar el control económico de la Euroliga.
En los últimos meses Bertomeu ha maniobrado para intentar rehabilitar su imagen entre los clubs e intentar ganar aliados que le sirvieran para obtener un voto de confianza y continuar como CEO de la Euroliga. Sin embargo, el dirigente solo ha sido capaz de hacer cambiar de opinión a uno de los siete ‘rebeldes’ de Atenas, al Anadolu Efes. Los otros seis se han mantenido inflexibles y ayer, en la trascendental votación, sellaron el próximo adiós de la cara visible de la competición desde su función hace 21 años
LAS CLAVES ECONOMÍA
Los clubs están decepcionados con el nivel de ingresos de la competición
GOBERNANZA
Los equipos propietarios quieren tener mucho más peso e implicarse en la gestión directa de la empresa