La locura del Generali HC Palau
N En 13 años ha pasado de la categoría más baja a ganar la Copa de Europa, la OK Liga y la Supercopa
Cae la noche en Palau. Vienen de trabajar o estudiar todas ellas pero empieza su otra jornada, aquella de la que no cobran, la del hockey. Son las nueve y en el pabellón permanecerán reclusas hasta pasadas las once y media. Y para empezar, el pesado pero sagrado ritual del físico: flexiones, abdominales, planchas, etc. Pero nada de jadeos, quejidos o cualquier otra expresión de fatiga. Sólo carcajadas al unísono.
“Están locas”, bromea el presidente, Joan Colomer. “Eso es lo que es tan difícil de conseguir y queremos mantener, ese buen ambiente”, añade. Bendita locura, una de tantas.
Ahora actual campeón de OK Liga, de Europa y de la Supercopa, no hace tanto, en 2008, el Generali
HC Palau era un anónimo que andaba en Segunda Catalana -la categoría más bajaen manos de niñas. Todo empezó con una locura, con una travesura, con un juego de chiquillas de entre 10 y 12 años que, tan insolentes, desafiaron a jugadoras de 30 años. Ahí estaban ya las capitanas Laura Puigdueta y Berta Busquets, hoy con 26 años. “La verdad es que cuesta explicarlo”, dice, entre risas, aún hoy incrédula, Berta. “A parte de nuestro talento, hemos tenido siempre buenos entrenadores, un buen ambiente y un club que nos ha cuidado, contamos con una estructura muy profesional: preparadores físicos, fisios, nutricionista, psicólogo...”, destaca Laura.
“Hay una anécdota que llama mucho la atención”, señala Miquel Busquets, el entrenador entre 2005 y 2020, el padre de Berta Busquets y de ese equipo. “Nuestras jugadoras eran niñas y las llevaban los padres a los partidos. Un día que jugábamos fuera, aparcó al lado una jugadora senior. Una madre me preguntó si después de nuestro partido había un partido de mayores. Le dije que no, que esa jugadora era una de nuestras rivales. Me echó una mirada fulminante”, cuenta entre risas, todavía hoy, Busquets, entrenador en la actualidad del infantil y el juvenil masculino del club, que acogió la fase final de esa Champions que ganó en mayo. En tres años, entre 2008 y 2011, el equipo trepó tres categorías para alcanzar el éxtasis en el curso 14/15 con la primera OK Liga.
Al paso del tiempo el Palau y Palau han contemplado orgullosos cómo Laura y Berta levantaban también la OK Liga 18/19 y cómo eran campeonas del mundo y de Europa con la selección junto a otras como Laura Vicente.
Lo que ha permanecido impasible al paso del tiempo es la paradoja que azota al hockey femenino, con exigencia de profesional pero condiciones de amateur. Campeonas de todo sin salario. Pobreza en la riqueza. “Es cierto, jugamos por amor al arte”, admite la mejor jugadora del mundo, Aina Florenza, pentagoleadora en la final de la Supercopa, en la que el Palau se impuso por 0-6 al Cerdanyola. “Pero no podríamos vivir sin el hockey, es nuestra pasión”, espeta la jugadora de 19 años.
Como Puigdueta, Vicente y Busquets, Aina Florenza -también campeona del mundo y de Europa con la selección-, llegó siendo una cría, con 15 años. Es la política del club. “No nos podemos permitir fichar a jugadoras consagradas, además, las jóvenes encajan mejor en un vestuario. Con la cultura del esfuerzo crecen”, señala Miquel Busquets. Una política también austera. “Tenemos un presupuesto de 50.000 euros, la mitad que el más alto, el del Gijón. Tenemos grandes y pequeños sponsors y trabajamos para que las chicas puedan cobrar. El hecho de que ellas participen en actividades culturales como la Fiesta Mayor hace que el pueblo se involucre aún más”, resalta Colomer.
Ivan Sanz, ex de Mataró y Barça entre otros, es el nuevo técnico este curso en sustitución de Iván Jacquierz, ahora en el Porto. “Se han ido jugadoras como Paula Ferrón pero mantenemos la columna vertebral. Seguiremos jugando un hockey directo e intenso”, dice Sanz. Sobre los objetivos, lo de Florenza, más que palabras, son proclamas. “Siempre queremos el máximo de títulos posible. De ganar no te cansas nunca”
Puigdueta: “A parte de nuestro talento, el club nos cuida, es muy profesional”
Florenza: “Es cierto que no cobramos pero no podríamos vivir sin el hockey”