Xavi no es Pep
Parece ese chiste de Eugenio de las ovejas blancas y las ovejas negras, pero no lo es. Guardiola pasó del Miniestadi al Camp Nou para triunfar como centrocampista del Barça. Xavi, también. Guardiola disputó dos finales de Champions como titular. Xavi también. Guardiola jugó en Qatar. Xavi también. Guardiola se sacó rápidamente el título de entrenador. Xavi también.
Guardiola llegó a un banquillo importante sin tener gran experiencia como míster. Xavi también. Guardiola aprovechó la oportunidad que le brindó un Laporta en horas bajas. Xavi también. Guardiola tuvo que entrenar una plantilla donde había excompañeros suyos.
Xavi también. Y hasta ahí. O no. Podríamos seguir porqué ambos son de un barcelonismo a carta cabal, porque son obsesivos con el trabajo, porque consideran que el balón es un tesoro que hay que cuidar y no una bomba que quema en los pies, porque son tremendamente listos y han sabido absorber lo vivido en los vestuarios. Han sido esponjas que se han empapado de lo que le escuchaban a Cruyff ,a Van Gaal o Mazzone ,enel caso de Pep ,oa Van Gaal, Guardiola, Vilanova, Luis Enrique o Luis Aragonés en el caso de Xavi. Pero Xavi no es Pep. Sencillamente, porqué Guardiola ya lleva 12 años en la élite del fútbol y el egarense esta ansioso por debutar, un 20-N, ante el Espanyol. Estuvo bien el nuevo entrenador del Barça cuando le preguntaron si la comparación con Guardiola le añadía presión. La respuesta dejó un titular tan certero como elegante: “Que se me compare con Guardiola ya es un éxito”. Y luego argumentó que Pep fue un referente para él, como futbolista y como entrenador, que cualquier comparación iba a ser, hoy por hoy, perdida por su parte y que “ahora, Pep es el mejor entrenador del mundo”. Títulos a parte, lo es. Él revolucionó el fútbol con una salida de balón desde atrás, trabajada y perfeccionada, hasta el punto que cualquier equipo hoy lo intenta hacer igual. El lunes, escuchando a Xavi en la entrevista en la tele del Club y en la rueda de prensa, nos gustó saber lo que ya intuíamos: que se dejará la piel y la vida –lo dijo textualmente- para que todo funcione bien. Eso pasa por tener una de las mejores virtudes de Pep: hacer mejores a sus jugadores. Se consigue dándole a cada uno las indicaciones de cómo moverse en el campo, con balón o sin él, en función de cada rival, de cada jugada concreta y de cada sistema trabajado de ataque. Así se consigue mejorar el rendimiento individual de cada uno. Se llame Iniesta, Kimmich o De Bruyne .La obsesión por el trabajo es esto. Luego falta la constancia de la exigencia grupal, la clarividencia táctica, insistir en la idea, hacer que la suerte juegue en tu equipo y, muy importante, tener goleadores en la delantera. Cuando Pep llegó en 2008, se encontró con Messi, Eto’o, Herny o Bojan. Ahora están Memphis y
Luuk de Jong, fichados este verano, más el anhelado tridente con Ansu, Agüero y
Dembélé que vuelven a estar fuera de combate. Cuando a Xavi le preguntaron por Solskjaer, Lampard o Pirlo, mitos que fracasaron en los banquillos del respectivo Club de su vida, él marcó su ambición: “espero estar en el grupo de los Pep ylos Zidane”. Ojalá. El listón está muy alto, pero esta es la actitud que necesitaba el barcelonismo H