El mejor lateral derecho al que me enfrenté
Araíz del reciente regreso de Dani Alves al FC Barcelona, me preguntaron en un medio portugués quién fue el mejor lateral derecho al que me enfrenté. No me hizo ni falta pensar en la respuesta. Lo tuve clarísimo al instante: Miguel Porlán Noguera. Más conocido por Chendo. Entre él y yo no jugábamos un partido de fútbol, sino que vivíamos una auténtica batalla en aquellos míticos derbis madrileños de finales de los 80 y principios de los 90. Un enfrentamiento entre el capitán blanco y el capitán rojiblanco.
Me marcaba al hombre por todo el campo. Era un jugador duro. Alguna vez podía llegar tarde al balón y darme en cualquier parte del cuerpo. Más de una vez (¡o de diez!) tuve que ser atendido por el médico o el masajista dentro del campo. Pero era noble, nunca me hizo una entrada asesina para romperme una pierna o con la intención de retirarme del campo. Los chavales jóvenes no se hacen una idea cómo eran los defensas en aquellos tiempos. A veces me pregunto cómo sigo caminando a día de hoy con la salvajada de entradas que recibí, y que de hecho acabaron con mi carrera antes de tiempo. Pero ninguna de ellas fue de la leyenda merengue. Duro, pero noble.
Lo que más me gustaba de él es que no me tenía miedo. Era rapidísimo y muy inteligente. Me dejaba recibir el balón de espaldas, pegadito a mí, pero nunca darme la vuelta. Su objetivo era evitar el uno contra uno. Esto no es nada fácil durante los 90 minutos. Muchos recordaréis que yo estaba siempre de un lado para otro moviéndome constantemente: podía tanto estar pegado a la línea izquierda, como a los dos minutos en el centro del campo, como en la media luna del área merengue. Sin embargo él era un genio y muchos de nuestros duelos los venció él.
Siempre tuvimos un enorme respeto entre los dos, tanto dentro como fuera del campo. Me gusta destacar esto último. En aquellos tiempos llegábamos a los derbis tras varios días de alboroto mediático por las declaraciones incendiarias de ambos presidentes. En aquel clima habría sido fácil que a los capitanes se nos escapase algún insulto contra el otro en las rueda de prensa. Felizmente nunca ocurrió. Respeto siempre. En 2021 seguimos teniendo muy buena relación y cuando coincidimos recordamos nuestras guerras entre risas.
Tantos años después de retirarme me sigo encontrando con merengues que me dicen “¡Qué bueno eras cabrón, qué mal nos los hiciste pasar!”. Para mí es el mayor de los halagos. Querido Chendo, si estás leyendo estas líneas, te digo exactamente lo mismo. Mis respetos y admiración. Chapó ●