El secreto de Feliciano no está en los ‘huevos’
➔ A los 40 años reivindicó el arte de un estilo de juego en extinción
➔ “Con muchos huevos”, clamó Feliciano López celebrando su victoria sobre el número cinco del mundo, Andrey Rublev, dieciséis años más joven. A los 40, fuera del top-100 por vez primera desde su entrada en 2002 pero con la misma ilusión de entonces. Ebrio de felicidad, recurrió al tópico de la testosterona, aunque se contradice con el estilo de juego que defiende desde la niñez aunque se aparte de los cánones españoles y con el tiempo se haya convertido en una especie en extinción.
El toledano demostró cómo se juega con saque y volea, viviendo en la red. Enseñó a los que empiezan que hay que tener fe y mantener firme una idea. Ayudó la confianza que depositó el capitán Sergi Bruguera en él, olvidándose de las bajas, de los huecos que fueron dejando Rafa Nadal, Roberto Bautista y Carlos Alcaraz..
“Me ayudó mucho”, reconoció Feliciano. El plan era kamikaze, arriesgar como nunca, para evitar el territorio Rublev, el intercambio desde el fondo. Y el español mostró esa clase que ha ido perfilando con las temporadas. Servir y caminar a la red para estirarse y hacer trabajar a la muñeca en la volea. Dio un recital, de todos los tipos y maneras.
“He jugado uno de los mejores partidos de mi carrera. En la red, si no el mejor, uno de ellos. He sido valiente como me pedía Sergi (Buruguera)”, comentaba en los micrófonos de Movistar.
Su trabajo no había acabado, quedaba el dobles definitivo con Marcel Granollers. Aunque Feliciano López había dejado huella, mucho arte. Creciéndose en casa, en un evento de magnitud y cuando no se le esperaba. “La Copa Davis es diferente a un torneo ATP”, reclamaba ‘Feli’. En su palmarés figuran cinco de las seis ‘ensaladeras’ conquistadas, sólo se perdió la del 2000, cuando todavía no había aterrizado en la élite.
Cuarenta años no son nada, si hay un reto por delante que motive a Feliciano López ●