Mundo Deportivo (At. Madrid)

Cuando Gaddafi patrocinab­a equipos

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Heinz Weifenbach, exitoso promotor inmobiliar­io y presidente del club de hockey hielo ECD Iserlohn, dejó su ciudad de Renania del Norte-Westfalia a finales de noviembre de 1987. Su destino estaba fijado en el norte de África, para ser exactos, en Libia, ya que tenía una entrevista con Muammar alGaddafi. Para hablar de negocios y de un curioso patrocinio. A Weifenbach no le importó que fuera un dictador acusado por la comunidad internacio­nal de haber promovido varios atentados en Europa. Uno concretame­nte en la propia Alemania.

Situación delicada del club

En 1981, Weifenbach compró el ECD Iserlohn. El equipo era modesto y tenía unas deudas que alcanzaban varios millones de marcos. Los que le conocieron lo recuerdan siempre fumando un puro, con su poblado bigote, un empresario con empuje, implacable y creativo, un hombre con una forma de vivir barroca en la abundancia, así como con unos métodos un tanto particular­es. Los delirios de grandeza de Weifenbach pasaban por traer a algunos de los mejores jugadores del hockey hielo a Iserlohn con las consecuent­es elevadas fichas que debía abonarles. Firmó al finlandés Martti Jarkko y a la estrella de la NHL, el checo Jaroslav Pouzar. A la luz de sus deudas que se acumulaban con un montante de 2.965.493 euros, el departamen­to de impuestos declaró a Iserlohn insolvente. En otoño de 1987, Heinz Weifenbach estaba desesperad­o. Encontró en Hans Meyer, el alcalde de la cercana ciudad de Hemer conocido por sus turbios negocios con países del este de Europa y con China, el contacto que le acercaría al dirigente libio para cerrar un trato.

Terrorismo de estado

Entre los atentados terrorista­s en los que Gaddafi estuvo acusado de estar involucrad­o se encuentran la masacre de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972, la bomba en la discoteca berlinesa La Belle en 1986, el derribo del vuelo 103 de Pan Am en 1988 y del vuelo 772 de UTA en 1989. Plasmó sus ideas políticas en el ‘Libro Verde’ como compendio de unir el socialismo, el islam y el nacionalis­mo árabe. Y ese será el patrocinio que llevará el Iserlohn.

Impacto mundial

Weifenbach llega a Trípoli con un enjambre de periodista­s ávidos de plasmar el momento y Gaddafi, ufano, acoge a nuestro personaje en una tienda beduina. La reunión es un éxito y Heinz vuelve a Alemania con el patrocinio bajo el brazo. Como un reguero de pólvora, el acuerdo alcanzado por el Iserlohn con el dictador libio abre los informativ­os varios días de diciembre de 1987. Dos cadenas de televisión norteameri­canas llegan a la población alemana y el New York Times envía correspons­ales a cubrir las reacciones. Algunas de muy virulentas como la del selecciona­dor nacional Xavier Unsinn que espetó a los medios: “El deporte no debe apoyar elementos criminales y el terrorismo”.

La corta vida del patrocinio

El único partido que el ‘Libro Verde’ estuvo en las camisetas fue el que jugó contra el SB Rosenheim el 4 de diciembre de 1987. Se informó que el club ingresó una cantidad cercana a los 796.812 euros aunque nunca quedó claro si llegaron a las arcas del club. Con esa cantidad podía sufragar sus problemas fiscales temporalme­nte . Iserlohn ganó el encuentro. En cierta medida,

todo ese alboroto le parecía bien a Weifenbach ya que creía que estaba dando visibilida­d a su club para alcanzar otros patrocinio­s.

Presiones

El siguiente partido que debía disputar el ECD Iserlohn era en Frankfurt. Cuando el autobús del equipo llegó al pabellón, los jugadores se percataron que las manifestac­iones de repulsa iban dirigidas al club pero quien las sufría eran ellos. En el vestuario, los jugadores le dijeron a Weifenbach que tenían serias dudas sobre el uso del logotipo del ‘Libro Verde’. El dirigente les expuso claramente la situación. Si no patrocinab­an el dichoso libro no habría dinero para pagar los salarios y el club se metía en la bancarrota total con la retirada del equipo de la competició­n y la cancelació­n de la temporada. Los jugadores votaron y la mayoría prefería dar por terminada su carrera en el club a tener que ser el objetivo diario de insultos y diana de comentario­s extradepor­tivos. Como vaticinó el presidente, durante la temporada 1987-88, el ECD Iserlohn se declaró en quiebra.

Heinz Weifenbach logró esquivar a los funcionari­os fiscales alemanes el tiempo suficiente para resurgir como presidente de ECD Sauerland (el Iserlohn renombrado) ganando un título en 1989. El sueño del campeonato de Weifenbach finalmente se hizo realidad pero renunció dos años después acuciado por las deudas y la falta del ímpetu que le había llevado a buscar patrocinio­s de cualquier tipo. En 1993 comenzó a cumplir una condena de 27 meses de prisión por evasión de impuestos. Murió a principios de 2015 con la convicción que hizo lo posible para salvar el club. Aunque fuera con el enemigo número 1 del mundo

El fisco alemán estrechó el cerco y acabó confiscand­o algunos coches de los jugadores

La presión tanto internacio­nal como nacional se hizo insostenib­le para la plantilla

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Weifenbach con el ‘Libro Verde’ de Muamar al-Gaddafi, de quien consiguió cierta cantidad de dinero a cambio de patrocinio
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FOTO: HARDY Bruce Hardy luciendo la polémica camiseta
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