Penaltitos
Rotar “pa na”, pues no. Por eso Carlo Ancelotti no retrocede ni un milímetro de su idea titular. Hasta que se los ponen de corbata porque la edad factura. No imagina un centro del campo mejor que el compuesto por Kroos, Modric y Casemiro .E insiste. Ni un portero más seguro que Courtois o unos centrales tan competentes (?) como Alaba y Militao. Y repite. Ni delanteros más resolutivos que Benzema y esa estrella emergente que es
Vinicius, todavía en el horno, cual lubina salvaje. Calma, pues. También es muy de Mendy yde
Carvajal cuando están óptimos. En la undécima posición duda, Asensio o Rodrygo. Según. Porque, en su caso, la flauta, indispensable como el criterio arbitral en los dos partidos que ha ganado Xavi ,esun instrumento ornamental. El Madrid sabe a qué juega y lo hace bastante bien hasta que, incomprensiblemente, afloja. Y suerte tiene que cuando se le fundieron los plomos Iñaki Williams, en dos ocasiones consecutivas, perdonó, y Raúl García dejó que Courtois le adivinara el testarazo.
El Athletic detectó la bajada de tensión, adelantó líneas, mejoró la presión y fijó las marcas, pero no marcó. Lo hizo Benzema. El penaltito que reclamó Karim al principio era una anécdota que
Ancelotti ni siquiera valora. Los penaltitos, que vienen a ser como los penaltetes, “no se pitan, ya está”. Los penaltis, sí. ¿Y quién decide la categoría? Los árbitros, los del VAR y los del césped, de ahí los líos porque el criterio resulta demasiadas veces confuso e indignante.
No fue el caso en este partido en el que el mejor, el Athletic, palmó porque perdonó lo imperdonable, y porque su 9 no es Karim Benzema sino Iñaki Williams, con todos los respetos. Conclusión, el Madrid es líder, avanza, progresa sin apabullar; el Madrid no perdona ●