“AÚN ME QUEDA ALGÚN RETO POR CONSEGUIR”
Sandra Sánchez Campeona olímpica, mundial y europea de kárate
Toni Canyameras
➔ Su sonrisa hipnotiza, su carácter para el kárate y la vida cautiva. Forjada su pasión por este deporte viendo pelear a Goku, Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 16-09-1981), ha vivido muchas vidas en una. Dejó la competición con 20 años para cuidar a su madre, con cáncer, se fue a Australia y no debutó con la selección hasta los 32 años. Pero después han venido dos Mundiales y seis Europeos y en este 2021 ha sido campeona olímpica, continental y mundial en seis meses. Tardía pero cierta...
Aunque ya había sido campeona continental y mundial en años anteriores, ha logrado la triple corona en sólo seis meses. ¿Cómo se siente?
Me siento súper satisfecha, muy feliz, pero es verdad que ha sido un año muy duro, física y mentalmente, sobre todo después de Tokio, porque la preparación para unos Juegos es muy exigente, te llevan al extremo física y mentalmente. Pero seguimos, teníamos la motivación de lograr algo especial y único. ¿Cuáles son las claves para entender tanto éxito junto?
Es una mezcla de edad y de tener la cabeza bien amueblada. Sé cómo soy ahora y cómo era con 20 años y con 20 años no sé si hubiera sido capaz de gestionar todo eso de la misma manera…Saber todo lo que me costó entrar en el equipo nacional me hace vivir todo esto de una manera especial. Intento exprimir cada momento. ¿Qué cree que le distingue como karateka?
Quizá mi exigencia, disciplina y cabezonería, como persona y karateka. Soy súper exigente conmigo misma, si me planteo hacer algo quiero hacerlo perfecto. Por muchos vídeos que vea de mí misma, incluso ganando los Juegos, veo cosas que tendría que corregir y mejorar y eso hace que me exprima aún más.
A parte de esa mentalidad, ¿dónde cree que marca más la diferencia en sus katas, en la parte física o técnica?
Además de esa parte física y técnica, hay que dejarse el corazón en cada kata. Mi entrenador me dice “lo físico ya lo tienes, lo técnico, también. Ahora tienes que conseguir emocionar a los árbitros”. ¿Cómo describiría esa emoción que siente cuando se pone a competir?
Es una pregunta muy difícil. Siempre me ha costado comunicarme con la gente, expresar todo lo que sentía. Sin embargo, cuando me subo a un tatami y hago los katas consigo sacar todo eso de mi interior y expresarlo a través de mis movimientos.
Ya ha ganado todos los grandes títulos posibles y el kárate no estará en París 2024. Con 40 años y ese palmarés, ¿se hace difícil mantener la motivación?
No siento que se me acabe la motivación, siempre tengo la sensación de que puedo hacerlo mejor , y eso te mantiene queriendo sacar algo más de ti. El año que viene todavía hay unos Juegos Mundiales. La última vez hice plata y quiero intentar el oro.
En su juventud pasó unos cuantos años sin competir. ¿Cómo ha sido el camino hasta llegar a este punto?
Hubo muchos momentos de inflexión, fue una montaña rusa de sentimientos. Entre cuidar a mi madre y mi viaje a Australia fueron como cinco años sin competir, aunque seguí entrenando. Pensé que este momento no llegaría, aunque había algo dentro de mí que me decía que estaba por explotar, que podía hacer algo grande. Esa llama interior existía.
Usted fue muy generosa dejando el kárate para cuidar de su madre. ¿Cree que, de alguna manera, la vida le ha devuelto esa generosidad?
Sí… Cuando gané el Mundial, mi maestro de kárate de toda la vida con quien empecé con 4 años, Javier Pineño, me dijo algo así: “Le has entregado todo a la competición y esta te lo ha devuelto”. Fue algo muy bonito, súper emocionante.
Siempre ha dicho que empezar a entrenar con su actual entrenador y también marido, Jesús Del Moral, supuso un punto de inflexión. ¿Qué le aportó de diferente?
Jesús es como un genio. Tiene una capacidad que no he encontrado en otros, es capaz de transferir todo el trabajo físico al kárate, siempre investiga cosas de todos los deportes que pueda llevar a nuestro terreno y también saber ver de manera individual lo que necesita esa persona y cómo conseguir hacerla mejorar.
Usted es tan obstinada en todo lo que quiere lograr que también consiguió convencer a Jesús de que le entrenara. Al principio no quería y han acabado siendo también marido y mujer…
Estará diciendo: “Menos mal que la entrené” (risas). Los maestros sacrifican mucho tiempo libre y Jesús quería compromiso. Al principio no quiso entrenarme pero decidí apuntarme a sus clases para que me viera todos los días y convencerle de que me lo iba a tomar en serio. Yo vivía en Talavera y el tenía el gimnasio en Alcalá de Henares y lo poco que yo ganaba dando clases de kárate me lo
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Sigo igual de motivada. El objetivo en 2022 son los Juegos Mundiales. Hice plata hace cuatro años pero quiero el oro”
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Creo que lo que me distingue es mi exigencia. Siempre quiero mejorar y me exprimo aún más”
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Siempre me ha costado expresar mis sentimientos pero logro manifestarlos cuando subo al tatami”
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No entré en la selección hasta los 32 años pero mi interior me decía que podía hacer algo grande”
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Iba cada día de Talavera a Alcalá para ir a las clases de Jesús y convencerle para que me entrenara”
gastaba en gasolina para ir hasta allí.
Usted es muy fan de Dragon Ball y lleva las siete bolas de dragón como amuleto.
Es algo que me une a mi infancia, cuando empecé a entrenar, me recuerda a las peleas de Dragon Ball con mi hermano. Él tiene dos años más que yo y le apuntaron a kárate. Yo sólo tenía cuatro en aquel momento pero quería apuntarme con él porque, sino, él iba a aprender a pelear y yo no (risas).
¿Con qué personaje de la serie se siente identificada?
Con Goku cuando era pequeño. Recuerdo que cuando aprendió a hacer ondas vitales le salía al principio humillo y, a base de entrenar, lo consiguió. Me recuerda a mi aprendizaje, a todo lo que he vivido.