Piqué: la entrevista-trofeo
El jugador del Barça visitó a Pablo Motos después de la supuesta cancelación
Gerard Piqué fue a divertirse a El Hormiguero. Eso dice el lema del programa para presentar a sus invitados y esperamos que así fuera: que al menos él se divirtiera. La visita del jugador del Barça tenía cierto morbo después de las informaciones sobre una supuesta cancelación de una visita anterior por coincidir de lleno con la llegada de Xavi al banquillo del Barça y la imposición de una estricta normativa. Pablo Motos y Gerard Piqué, no sin cierta chulería, aclararon que no fue una cancelación sino un aplazamiento y que la voluntad de posponerlo fue iniciativa del propio Piqué ante el aterrizaje de un nuevo entrenador.
La entrevista se desarrolló bajo los habituales parámetros de este programa. Conversación superficial en la que se hace la pelota al invitado con unos cuantos jiji-jaja y en la que el futbolista cuenta lo que le apetece sin tener que pensar demasiado. Los jugadores se han convertido en seres tan reticentes y temerosos del periodismo convencional que solo quieren relacionarse con personajes serviles que les hacen reír más que pensar. La presencia de Gerard Piqué y otros futbolistas de primer nivel en los espacios mediáticos de entretenimiento (ya sea en la tele o en Twitch) se ha convertido en un nuevo género que podríamos bautizar como ‘entrevistas-trofeo’. El propio futbolista es el trofeo. Se convierte en un premio para el presentador. Su simple presencia es un obsequio que conlleva prestigio para el presentador que lo recibe. Es ‘el elegido’. El futbolista con su presencia otorga unos galones de poder al programa.
Por lo tanto, el afortunado, ese ‘elegido’ por los dioses terrenales del deporte, recibe su trofeo: la presencia del héroe. El futbolista se convierte en un galardón y el que lo recibe se comporta con agradecimiento. Y nos aboca al tedio de unas entrevistas insulsas, muy infantiles y elementales. Es habitual que con Gerard Piqué estas conversaciones giren alrededor del dinero y los negocios con un nivel de complejidad digno de Barrio Sésamo. Pero se entiende que lo más importante ya no es el contenido sino la simple presencia del futbolista-trofeo como símbolo de poder mediático para el presentador.