Mundo Deportivo (At. Madrid)

Lee Elder, el hombre que mancilló Augusta

Fallece el primer jugador afroameric­ano que disputó el Masters desafiando amenazas de muerte, insultos y menospreci­os

- David Llorens

➔ El 29 de noviembre falleció, a los 87 años de edad, Lee Elder, el primer golfista en romper la barrera racial y desbrozar un camino por el que años después transitarí­a Tiger Woods. Fue el primer jugador afroameric­ano que disputó la Ryder Cup y el primero que jugó el Masters, algo que hoy no significa gran cosa pero que en 1975 era una herejía.

Augusta está en Georgia, incrustada en el profundo sur de EE.UU., donde durante décadas los negros fueron esclavos y donde el racismo sigue rampante bajo una quebradiza capa de aparente tolerancia. Durante semanas Elder recibió centenares de amenazas de muerte si mancillaba los links del Augusta National y durante varios días valoró renunciar, temiendo por su vida. Finalmente dio el paso adelante, culminando una trayectori­a que fue fruto de los azares de una vida de película.

Nació en Dallas en 1934 en una familia muy pobre de diez hermanos. Cuando tenía 9 años de edad su padre falleció en la II Guerra Mundial; tres meses más tarde moría su madre por causa de una enfermedad. Pasó tres años en diversos orfanatos hasta que se estableció con su tía en Los Angeles. Encontró trabajo como caddie en un club y dejó la escuela porque se sacaba dinero extra ocupándose de limpiar vestuarios y vendiendo material de golf.

Aprendió observando cómo lo hacían los demás y practicand­o de tapadillo cuando el club estaba cerrado al público; se le daba tan bien que se llenaba los bolsillos jugando por dinero: fingía ser un pésimo golfista y, cuando un incauto aceptaba apostar en un mano a mano, lo desvalijab­a. No disputó 18 hoyos completos hasta los 16 años y la fortuna, una constante en su carrera, le echó una mano tras una infancia muy dura.

Un día disputó un partido contra el campeón mundial de los pesos pesados Joe Louis, que visitaba el club donde trabajaba Elder, y el instructor de golf del púgil, Ted Rhodes, quedó tan impresiona­do por su talento que le tuteló los tres siguientes años; gracias a él pulió su técnica y comenzó a disputar torneos. En 1959 el ejército le llamó a filas y fue enviado a Fort Lewis (Washington), donde de nuevo la suerte se cruzó en su camino: el coronel al mando, John Gleaster, era un ávido golfista y destinó a Lee a su servicio para poder jugar con él a menudo.

En 1961 se licenció y pasó a formar parte de la UGA (United Golf Associatio­n), un circuito sólo para negros porque en aquel tiempo la PGA, según sus propios estatutos, estaba exclusivam­ente reservada a “miembros de la raza caucásica”. En la UGA los premios eran paupérrimo­s –no superaban los 500 dólares– pero Lee Elder se hizo un nombre rápidament­e, ganando 18 de 22 torneos en una racha memorable.

Al año siguiente la PGA levantó la barrera racial pero era un mero tecnicismo: para obtener la licencia en la escuela de calificaci­ón se necesitaba un dineral que ni Elder, ni ningún jugador de su raza, tenía. Sin embargo persistió y tras seis años de esfuerzos y ahorro reunió la cantidad necesaria. En 1967 finalizó noveno de 122 aspirantes y se ganó la tarjeta del circuito. En su primer año ingresó 38.000 $ en premios y llamó la atención poderosame­nte tras forzar a Jack Nicklaus a un playoff de cinco hoyos para el título en el American Golf Classic.

Vestuarios en un parking

Tuvo que soportar muchas vejaciones. En algunos torneos no le permitían entrar en la casa club y tenía que cambiarse de ropa en el aparcamien­to. En una ocasión, en Tennessee, un espectador entró en el green, cogió su bola, que estaba cerca del hoyo, y la lanzó lejos para intentar que no pasara el corte.

Siempre firme y educado, poco a poco fue ganándose el respeto de sus rivales. En 1971 Gary Player le invitó a disputar un torneo en Sudáfrica; gracias a su poderosa influencia el gobierno del país hizo una excepción con Lee en su política de apartheid, permitiénd­ole participar sin ser segregado.

Su primer título PGA, en el torneo de Pensacola de 1974, le clasificó para el Masters de Augusta del año siguiente. Tenía 41 años, los mismos que llevaba en curso el torneo de golf más famoso del mundo, y sería el primer afroameric­ano en pisar el césped del Augusta National. Su buzón comenzó a llenarse de inmediato de cartas con amenazas de muerte y su teléfono sonaba constantem­ente con intimidaci­ones anónimas.

Dudó mucho y estuvo a punto de renunciar. “Finalmente acudí por dos razones: porque me había costado toda una vida clasificar­me y porque era mi sueño de infancia, pero temblaba tanto que no sabía si sería capaz de acertar a golpear la bola”, explicaría después. Tomó precaucion­es: durante su estancia en Augusta alquiló dos casas y dormía indistinta­mente en una u otra para evitar ser un blanco predecible. Nunca comía solo y siempre intentaba hacerlo junto a otros jugadores. No pasó el corte pero regresó a Augusta en cinco ocasiones más, con un 17º puesto como mejor cosecha.

En 1979 se convirtió en el primer negro en disputar la Ryder Cup y en 1984, con 50 años, pasó al circuito senior. Su legado es inmenso pero su lucha nunca terminó del todo. Hasta bien entrados los años 90 aún había clubs que prohibían tener miembros afroameric­anos ●

El profesor de golf del campeón de boxeo Joe Louis le tuteló tras verle jugar contra él

En Augusta alquiló dos casas y dormía en una u otra al azar para no ser un blanco fácil

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FOTO: AP Lee Elder rompió las barreras raciales en el golf en 1975
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FOTO: AP Elder y Tiger Woods en Augusta’1997
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