Mundo Deportivo (At. Madrid)

El Espanyol vuelve a aferrarse al ‘darderismo’

El partidazo del capitán blanquiazu­l en Vallecas y su mensaje reactivan los ánimos de un equipo renacido

- Jaume Miserachs

Dijo un día Sergi Darder aquello de que no descartaba nada porque este Espanyol debe ir a ganar cada partido y de aquella frase nació el ‘darderismo’. Una filosofía que parecía haber caído en desuso con el paso de las semanas y los meses, en especial esta temporada, aciaga, en la que el equipo parecía abocado al descenso. Entre otras cosas porque la figura del balear, santo y seña del espanyolis­mo, parecía haberse ‘deshinchad­o’ en esta fase final del campeonato, fruto del extenuante esfuerzo al que viene siendo sometido desde que el balón echó a rodar, allá por el mes de agosto.

Pero el domingo, en Vallecas, feudo difícil, ante un Rayo que sueña con Europa y un RDT con ganas de reivindica­rse, Darder sacó a relucir su mejor versión. Por técnica, por visión de juego, por liderazgo, por goleador... el ‘10’ volvió a ganarse la admiración de propios y extraños.

La jugada del segundo gol perico,

firmado a la postre por Nico Melamed, es un auténtico monumento al compromiso de este jugador, que cuando el último descenso no quiso abandonar la entidad y pese al profundo bache anímico en el que se vio hundido, supo sobreponer­se para ser clave en el regreso a Primera. Esa acción debería ser guardada y mostrada cada día a los jugadores de las categorías inferiores

del club. Darder recuperó el balón en el centro del campo, enfiló la portería rival, se repuso del intento de agarrón de un rival, se levantó del suelo tras ser derribado por otro (desprecian­do un posible lanzamient­o de falta directo) y remató suave y colocado al poste izquierdo del meta rayista, con la buena fortuna de que el rebote le cayó a los pies de Melamed.

Al final del partido, un Darder hundido físicament­e se resistía, tras ser sustituido, a ver los últimos compases del choque desde el banquillo: tapado el rostro con una toalla, las sacudidas de su cuerpo delataban sus lágrimas. Y nada más finalizar el choque, al césped. Sin saltos, sin carreras exageradas que la escasez absoluta de fuerzas no permitían. Pero con toda la emoción del mundo.

Porque ese abrazo sentido, silencioso y agotado con Joselu ahorró cualquier exclamació­n, cualquier grito. Un gesto al que se sumó el espanyolis­mo para arropar a sus dos grandes ídolos. A dos referentes a los que se agarra para intentar superar esa pesadilla que sigue pesando sobre jugadores, club y aficionado­s. Porque el equipo sigue en puestos de descenso. Y porque mañana llega el Atlético al RCDE Stadium. Pero el ‘darderismo’ reapareció en Vallecas y esta es la mejor noticia, después del triunfo, para los de Luis García. Como dijo Brian Olivan, “hem de creure!” (“¡Tenemos que creer!”)

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El balear recuperó su mejor versión en Vallecas y devolvió toda la ilusión a un espanyolis­mo que se aferra al ‘10’ para seguir soñando con la permanenci­a
FOTO: SIRVENT Darder, desatado El balear recuperó su mejor versión en Vallecas y devolvió toda la ilusión a un espanyolis­mo que se aferra al ‘10’ para seguir soñando con la permanenci­a

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