Un noche de fantasía
Se cumplen 40 años de los 68 puntos de Pete Maravich
Este pasado sábado, 25 de febrero, se cumplieron 40 años de una noche muy especial en la historia del deporte mundial: la de los 68 puntos anotados por Pete Maravich, el legendario ‘Pistol’, un jugador mágico que ocupaba la posición de base midiendo 1,96 y que dejó un inolvidable legado por su forma de entender el basket, plena de creatividad, espectacularidad y fantasía.
Los New Orleans Jazz recibían a los potentes New York Knicks, con estrellas en sus filas como Earl Monroe, Bob McAdoo, Bill Bradley, Phil Jackson y Walt Frazier, pero se llevaron la victoria por 124107 en el Superdome de New Orleans ante 11.033 espectadores gracias a la colosal actuación de Maravich, quien a sus 68 puntos añadió 6 rebotes, 6 asistencias. Metió 26 de los 43 tiros de campo que lanzó y 16 de sus 19 tiros libres. Todo ello, en 43 minutos en cancha. Sólo Wilt Chamberlain, Kobe Bryant, David Thompson, Elgin Baylor, David Robinson y Michael Jordan han anotado más puntos que él en un partido en toda la historia de la NBA. Hay que tener en cuenta que en esa época, año 1977, todavía no había triples en la competición profesional estadounidense. De hecho, muchas de las canastas que logró esa noche fueron muy lejanas y hubieran valido un punto más dos años más tarde, cuando se introdujo la línea de tres puntos.
‘Pistol’ , que falleció el 5 de enero de 1988 tras sufrir un ataque al corazón, firmó 17 puntos en el primer cuarto, 14 en el segundo, 17 en el tercero y 20 en el cuarto. “Podía haber metido más –aseguró en su día–. Fallé un montón de tiros fáciles al principio del partido”. Lo de esa noche no fue, ni mucho menos, casualidad. Esa temporada fue el máximo anotador de la NBA con un promedio de 31,1 puntos por encuentro. De hecho, en esa campaña superó la barrera de los 40 puntos en 13 partidos.
“Cuando estoy enchufado nadie puede pararme, puedo hacer cualquier cosa que se me ocurra en la pista”, aseguraba Maravich. Los Knicks intentaron varias estrategias para frenarle e incluso le hicieron dobles marcajes, pero nada funcionó. Curiosamente, fue eliminado por faltas a 1 minuto y 18 segundos para el final. Los espectadores, absolutamente alucinados con lo que acababan de presenciar, se pusieron en pie para rendir tributo a su ídolo, pero ‘Pistol’, fiel a su personalidad, ni siquiera sonrió.
“A la mañana siguiente lo único que quería era quedarme en la cama y esperar a que el mundo desapareciera de algún modo”, escribió Maravich en su biografía. “Sólo podía pensar en las expectativas de los aficionados, de los dueños, de l entrenador, de mi padre, de mí mismo... Creía que la única manera de que el público me aceptara era anotar 68 puntos una y otra vez”. No lo volvió a hacer, pero sí que se retiró siendo uno de los máximos anotadores de la NBA de todos los tiempos (15.948 puntos, 24,2 de prome- dio, en 658 partidos) y ocupando en cuatro ocasiones el primer o segundo mejor quinteto de la competi- ción. En 1996 la NBA le eligió como uno de los 50 mejores jugadores de todos los tiempos.
Su legado fue enormemente va- lioso. Maravich inventó movi- mientos nunca vistos antes y sirvió de inspiración a toda una nueva ge- neración de juga- dores que comen- zaron a imitar sus maravillas con el balón en las ma- nos. Su carácter también generó to- da una mística, una leyenda de ‘maldito’, una ima- gen de genio triste e incomprendi- do que para escapar de sus fantas- mas sólo conseguía encontrar refugio dentro del rectángulo de una cancha de basket. Quizá el fin estaba escrito ahí. En 1988, con sólo 40 años de edad, ‘Pistol’ estaba ju- gando un partidillo con unos ami- gos cuando de repente cayó al suelo fulminado y murió en el acto
Los alucinados 11.033 espectadores se pusieron en pie. Él ni siquiera sonrió
Su legado fue valioso, inventó movimientos nunca vistos e inspiró a muchos jugadores