El sueño del ascenso del Girona pasa por Tarragona
Los de Machín visitarán al Nàstic conociendo ya el resultado del Valladolid-Getafe
El Girona vuelve a tener otra oportunidad de conseguir el sueño del ascenso. Puede convertirse en equipo de Primera en Tarragona, aunque parece que los de Pablo Machín están abonados a sufrir hasta el final. Conseguirlo pasa por vencer al Nàstic, que juega ante su afición y que necesita los tres puntos para seguir remando y salir de la zona de descenso.
A pesar de jugar lejos de su estadio, los rojiblancos tienen la posibilidad de celebrar el ascenso rodeados de los suyos. Unos 1.500 aficionados arroparán al equipo en Tarragona, confiados en que la Primera División ya no es una utopía ni una quimera. El Girona se ha ganado con creces conseguirlo pero no basta con desearlo y menos en una categoría tan reñida. Le toca hacer un último sprint en los últimos metros.
El Girona visitará al Nàstic con las dudas de Pablo Maffeo, que abandonó ayer el entrenamiento por unas molestias, y de Aday que no se ejercitó por problemas musculares. Lo que es seguro es que Machín no podrá contar con Richy Álvarez, Sebas Coris y Rubén Alcaraz.
La buena noticia es que el técnico soriano tendrá de vuelta para esta jornada a uno de los estandartes del equipo, Álex Granell, que cumplió un partido de sanción ante el Alcorcón y vuelve con ganas de celebrar el ascenso en Tarragona, aunque sabe que es difícil y confiesa que “todos queremos subir lo más pronto posible pero para lograr un premio tan grande no debemos tener prisa”. Esa es la clave para el vestuario, la paciencia.
Pero antes de ese partido, el Girona estará con un ojo puesto en el José Zorrilla, donde el Getafe visitará al Valladolid este sábado. Si los de Pepe Bordalás empatan o pierden, el cuadro gerundense dependería de sí mismo para conseguir el ascenso. El Valladolid se encuentra a las puertas del playoff y tiene en sus filas a dos ex rojiblancos que estuvieron a punto de vivir el sueño del ascenso vistiendo la elástica rojiblanca hace dos temporadas. Las lágrimas de Isaac Becerra tras el partido ante el Lugo eran el reflejo de un sueño que se escapaba de las manos después de haberte encariñado con él. Al igual que Jaime Mata, también en aquel Girona casi de Primera. Los de Machín deben quitarse el cartel de “casi de Primera” y demostrar que son más que un aspirante al trono