Ortega se queda corto esta vez
El subcampeón olímpico, tras un año con problemas físicos, se quedó sin opción (7º) en la final de 100 vallas
No pintaba bien el año de Orlando Ortega, pero quedaba la esperanza de un destello de genialidad en la final. No era una quimera esperar que su experiencia le impulsase a la hora de la verdad, en la final de un Mundial, porque otras veces lo hizo ex el cubano, un superclase en lo suyo, los 110 metros vallas. Pero Ortega, plata olímpica en su debut como español en los Juegos de Río y atleta ‘sub 13 segundos’ (12”94) cuando era cubano, llegaba corto a la cita. El duro año post-olímpico se cebó en él en forma de molestias durante toda la temporada, y la lógica se impuso: en Londres le faltaron argumentos para pisar el podio, acabó séptimo (13”37), a nueve centésimas de un podio que, de haber tenido un año normal, no se le hubiera escapado.
McLeod, sin discusión
Pero esta vez solo pudo ver marchar desde la salida a su rival en la calle contigua de la derecha, nada menos que el hombre que le batió en los Juegos de Río, el jamaicano Omar McLeod, que no falló: doble corona para él, olímpica y mundial, después de una final en la que solo el caribeño estuvo en marcas ‘top’ (13”04). A la izquierda de Ortega, por la calle 2, Sergey Shubenkov, el campeón hace dos años en el pasado Mundial y uno de los pocos atletas rusos que compiten aquí con permiso IAAF, sin bandera ni himno por las sanciones por dopaje a su país, se llevaba la plata con 13”14, solo una centésima por debajo de la mejor marca del español este año.
Pese a no estar en su mejor versión, el nivel de la final hubiera dado para una medalla de Ortega -el bronce no fue caro, para el húngaro Balasz Baji en 13”28, y el recordman mundial, Ares Merritt, que corre con un riñón trasplantado, solo fue quinto-, pero no era el día ni el año del ex cubano, que a los 40 metros de carrera ya se hundía entre la séptima y la octava plaza, y hasta el final solo le dio para superar a un rival y entrar séptimo. Sus malas sensaciones previas habían mejorado algo en series (13”27) e incluso en la semifinal (13”23), a pesar de que se metió en la final por los pelos, en la repesca por tiempos. pero la final eran palabras mayores.
Orlando empezó la temporada como un tiro en invierno, pero falló en el Europeo Indoor, séptimo, como ayer, en los 60 vallas. Y cuando empezó a preparar la temporada al aire libre regresaron las molestias, parones y cambios técnicos, reajustando sus pasos hasta la primera valla. Ortega es uno de los mejores exponentes técnicos pasando vallas, una especia de negativo de McLeod, muy rápido (9”9 en 100) pero menos técnico sobre el obstáculo. Pero de poco sirve si no es está físicamente a tope. Para coger confianza y recobrar sensaciones, quiso arriesgar y correr varios meetings, quizás demasiados, antes del Mundial, aunque no estaba a tope. Todo para ganar tiempo ante tantos problemas.
“No salió la carrera que quería pero, ¿qué se le puede hacer?”, se
preguntaba el atleta de Artemisa después de la final. “Ha sido un año muy complicado. Cuando estás en forma suceden cosas como las lesiones, pero así es el deporte de alto nivel”. Ortega tenía claro que para sacar medalla “había que hacer la mejor carrera del año, pero no salió”.
Era su primera final en un Mundial -se perdió los anteriores por sus problemas con su país de origen y su fuga a España- y no la disfrutó como quería. “No estoy nada contento, más bien cabreado. Llevo todo el año con esta final en mente, era mi objetivo. Pero ya pasó, seguiremos adelante”.
Una bala menos
SIn el podio de Orlando Ortega, España, que ayer sumó sus dos primeras plazas de finalista gracias al vallista y a Ana Peleteiro en el triple femenino, pierde una de sus mejores opciones de meterse en el medallero. No será fácil: ni Ruth Beitia ni el hombre que defiende el título mundial de 20 km marcha, Miguel Ángel López, han tenido un buen año. Y pocas opciones realistas más quedarán para una selección que no se ha ido jamás de un Mundial sin al menos una medalla