El Lleida perdona en exceso
La escuadra de Gerard Albadalejo no supo aprovechar sus opciones y cedió un punto ante el Deportivo Aragón
El Lleida no supo aprovechar las ocasiones claras de que dispuso para sumar su primer triunfo de la temporada, ya que por errores de los delanteros o por providenciales intervenciones del meta Jagoba no se concretaron en gol.
En la primera parte el conjunto ilerdense salió dispuesto a sentenciar aunque solo un remate de Iván Agudo, fuera, fue su bagaje ofensivo. El filial zaragocista apenas inquietó la portería de Oliveros.
Nada hacía presagiar que ningún equipo encontrara el camino del gol. Sin embargo, en la reanudación Iván Agudo aprovechó un gran servicio de Joel Huertas para batir a Jagoba y se intuía un cómodo triunfo del equipo de Gerard Albadalejo.
No fue así porque diez minutos más tarde, a la salida de un córner, Adán remató a bocajarro, logrando el empate. El Deportivo Aragón vio la flaqueza del Lleida en el centro del campo y en el minuto 68, Aparicio, solo ante Oliveros, mandó un remate al palo. En el 71’ Nieto remató fuera por poco. Los cambios del técnico local, lejos de encontrar su objetivo, descontrolaron al equipo que funcionó más con el corazón que con la cabeza. Y fue de cabeza cuando Bojan Radulovic, el juvenil que había sustituido a Iván Agudo, tuvo el segundo gol, pero Jagoba mandó a córner de manera espectacular. Tampoco acertó en el 88’ Marc Nierga que ante el guardameta aragonés remató fuera. En el tiempo de prolongación, un libre di- recto botado por Javi López rozó el larguero.
El empate puede considerarse justo en función de lo visto y, pese a que el Lleida dominó el partido, al no concretar, el Zaragoza B se llevó un punto merecido ELCHE - El Elche solventó con una manita su estreno en el Martínez Valero ante un Badalona que, aunque al principio dio sensanción de poner las cosas difíciles a su rival, sus propios errores dejaron vía libre hacia una holgada victoria ilicitana. Sobre todo perdiendo balones tontamente que propiciaban rápidos contragolpes letales de los locales. Fueron cinco tantos, pero podrían haber sido muchos más Juan Carlos Romero