Peróxido para el Barça

U na foto, una simple e inocente foto, aunque inoportuna tal vez, de tres amigos como siguen siendo Neymar, Messi y Suárez, no logró que estallara el peróxido de acetona que almacenaba el entorno blaugrana. Ya antes de la ‘indecorosa’ imagen, los trabucos se habían cargado cuando un almuerzo de toda la plantilla se interpretó como un golpe de estado de los profesionales para cargarse la directiva. La cosa no tuvo recorrido al saberse que Valverde y todo su ‘staff’ habían participado en el ágape de bienvenida a Deulofeu, Semedo y Paulinho. O sea, el almuerzo de cada año. El peróxido no se pudo usar. Aún no estaba seco del todo. Poco después, el Barça, en defensa de sus legítimos intereses, se querelló contra Neymar .Y aludida foto del tridente, hecha antes de la fiesta de cumpleaños de Lucca, el hijo de Neymar , se interpretó como un torpedo a la línea de flotación de la directiva. El peróxido tampoco explotó: la foto se subió a Instagram antes de conocerse la demanda. Mal podía la MSN atacar a la directiva por la demanda contra Neymar si no era conocida cuando se hizo la foto. El peróxido tampoco estalló. No había caso. Almuerzo, foto y… Seri. Al conocerse el ‘no’ al jugador del Niza fue un peróxido de epítetos el que explotó… también en falso. El propio jugador declaró que la culpa de su fichaje frustrado por el Barça la tiene el Niza. Mientras ocurría todo eso, pudimos leer y escuchar frases como ‘divorcio azulgrana’, ‘ruptura total entre jugadores y el club’, ‘sin control’, ‘divorcio en el Barça’, ‘verano convulso’, ‘el Barça se ha roto en dos’, etc. Solo faltaba otro episodio de la camama del Seient Lliure para aliñar la ensalada. Días después del esperpento, resulta que Dembélé ficha, el Barça gana en Vitoria y el Madrid empata en casa. Por suerte, Benedito está callado (de momento, se supone) y Laporta, dicen, está calculando cuántas duchas de champán francés caben en 222 millones de euros. Los mustios ‘perioxidados’ confían ahora en que el Espanyol y/o la Juve les devuelvan la ilusión. Ahora mismo la realidad es otra