Amigos del noble arte
El duelo entre Mayweather y McGregor fue un espectáculo televisivo indiscutible
Gol emitió el lunes por la noche el combate en diferido entre Floyd Mayweather y Conor McGregor. Sin duda, el boxeo es televisivamente muy espectacular. Lo más cansino fueron los doce minutos de publicidad que tuvimos que aguantar entre que cantaban los himnos y empezaba el combate. Para los neófitos en este deporte casi son mejores las repeticiones de los golpes que el directo: con las imágenes de la slowmotion se gana en dramatismo y se percibe mejor la fuerza del impacto. La realización de Showtime fue impecable y ofreció, además, la posibilidad de escuchar, entre round y round, las indicaciones de los managers a sus púgiles (aunque entendiésemos poca cosa).
La narración para la emisión en España corría a cargo de Jaime Ugarte y los comentarios eran de Emilio Marquiegui, Manuel Berdonce y Albert Fernández. A pesar del caos de pisarse unos a otros en las intervenciones, sus aportaciones formaban parte del entretenimiento televisivo, teniendo en cuenta el uso de expresiones y sentencias grandilocuentes que iban soltando. El “duelo de reyes”, como lo bautizaron en un par de ocasiones, fue un sinfín de metáforas y comparaciones. Mayweather acumula veinticuatro victorias “por la vía del cloroformo”, los aficionados son “los amigos del noble arte” y la comparativa entre la lucha y los periscopios y los torpedos tuvieron su gracia.
Más allá de los recursos expresivos, su vehemencia, sus conocimientos y su capacidad para transmitir los detalles del combate fueron evidentes. Que el árbitro no les gustó fue notorio: “¡Árbitro! ¡Pero esto qué es! ¡Este árbitro es malísimo! ¡Pero malísimo!”. Segundos antes de que el árbitro decidiera finalizar el combate en el décimo asalto, con McGregor bastante grogui, Ugarte anticipó la posibilidad de ello. A pesar de las reticencias de los comentaristas antes de que empezara la velada y sin esconder la parte comercial que tenía el montaje, parece que al final ellos mismos se sorprendieron gratamente: “McGregor no era un borrachuzo de un bar que retaba a Mayweather. Es un gran luchador”