Muguruza, en manos ajenas por el nº 1 mundial
Necesita que Svitolina no llegue a semifinales y que Pliskova no alcance la final para reinar tras su derrota
Garbiñe Muguruza dijo adiós al US Open, pero no todavía a la posibilidad de ser número uno mundial el próximo lunes. La derrota ante la checa Petra Kvitova, 7-6 (7-3) y 6-3 en 1h.45’, deja el liderato del ranking WTA en manos de la actua líder, Karolina Pliskova, y de Elina Svitolina. La española necesita que la primera, checa, no llegue a la final y que la segunda, ucraniana, no se meta en ‘semis’.
Pliskova se metió ayer en cuartos tras vencer a Jennifer Brady por 6-1, 6-1, mientras que Svitolina tenía una eliminatoria más dura en la jornada nocturna, frente a Madison Keys.
“Sé que tendré mis opciones tarde o temprano. Si no es aquí, el número uno será después”, aseguró Muguruza, que perdió por tercera vez consecutiva ante Kvitova, en cuatro enfrentamientos. “Sabía que sería una rival difícil, y yo fallé más en los momentos importantes”, analizó la caraqueña, 23 años y 3ª WTA. Tuvo el partido de cara en un arranque espectacular, disponiendo de tres bolas de ‘break’ para adelantarse 5-1. Pero la checa, 27 años y 14ª WTA, acabó remontando y haciéndose con ese séptimo ‘game’, de diez minutos de duración, y se envalentonó, empezó a exhibir sus poderosos golpes. Sumó nueve dobles faltas, porque arriesgó al máximo.
La sentencia real llegó en el ‘tiebreak’ de ese set inicial. Una volea fácil fallada y una doble falta a continuación sesgaron la confianza de Muguruza, que llegaba al duelo con la zurda en racha de ocho partidos invicta.
La vigente campeona de Wimbledon y Cincinnati salvó punto de ‘match’ con su saque, para después tener tres opciones de rotura en el juego que dio definitivamente la victoria a Kvitova, toda una doble campeona de Wimbledon (2011 y 2014), una de las top.
Muguruza se frenó en seco perdida una manga inicial que acarició a su favor. Perdió de repente la confianza que la había llevado a aniquilar a sus adversarias previas. Y Kvitova no es una oponente a la que se pueda dar facilidades. La checa dinamitó sin piedad la tímida defensa de la caraqueña, sin las piernas de otros días.
“Esta vez no me voy triste de Nueva York, sí lógicamente un poco decepcionada”, significó Muguruza. Los octavos son su mejor resultado en Flushing Meadows, que se le había atragantado en las cuatro presencias anteriores, en las que ni pasó de segunda ronda.
“Está siendo un graño año y quiero que al acabar pueda seguir diciendo que ha sido un gran año”, se retó a sí misma Muguruza.
Se encontraba en un momento dulce, pero de repente se cruzó en su camino una excelente adversaria, una Kvitova que como ella es de las que supera a la oponente cuando toma la iniciativa. La checa, con mucha hambre de tenis después del asalto sufrido en su casa en diciembre, de la operación en la mano izquierda, se montó su propio festival