El tablero del Barça

VISTOS LOS RESULTADOS DE la pasada temporada era de esperar por parte de la junta del Barça una actuación orientada a remontar la moral ofreciendo un horizonte prometedor a su afición. Las cosas no han salido bien y lo que debió ser un verano planificado y de derroche de recursos e imaginación ha acabado en improvisación. De ahí el mal humor del aficionado, que encima debe soportar discursos victimistas y una retahíla de excusas impropias de la altura de la entidad. Bartomeu ha tenido que echar agua sobre las brasas del sábado pidiendo optimismo y prometiendo autocrítica.

EL BARÇA HA DE DEMOSTRAR que juega en el mejor tablero. Si el Barça juega a la oca es que tiene ejecutivos que saben jugar a eso. Es inaceptable escuchar que el club juega en un escalafón inferior y encima alardear de que se ha salvado la estabilidad del club cuando se han estado ofreciendo nada menos que 160 millones al Liverpool por

Coutinho, todo ello después de haber pagado 105 (más 40) por Dembélé, 40 por

Paulinho y 30 por Semedo. Se jactaban en junio de aguantar hasta el 31 de agosto, y he ahí el resultado. No había plan sin Ney pero el sonrojo más lacerante fue doblegarse ante la puerta de Al Khelaifi para obtener la humillación de que te pidan 80 kilos por Di

María. Para entonces ya se iba a la desesperada como lo certifica la marcha atrás por Seri.

BARTOMEU HA SALIDO al rescate de la moral de la tropa que no acepta jugar en un tablero secundario cuando se han gastado más de 400 millones en dos años y no se ve el rendimiento. Tras la simbólica firma de

Messi, estratégica por lo que representa, el presidente tiene que coger carrerilla y tomar las medidas necesarias para recobrar la confianza. Le quedan cuatro años y está a tiempo para rehacer la cúpula deportiva y rodearse de gente válida que le acompañe no solo en las alegrías, sino en una Supercopa chunga en el Bernabéu. No sería raro, pese a los predicadores de calamidades, que Valverde y el vestuario acabaran por demostrar que son mejores que el Madrid