Peligro: Sergi Roberto, 40 millones
Dejar que este futbolista llegue a enero con esa ridícula cláusula sería una negligencia imperdonable. Antes de Navidad debería costar 400
El Barça, que debería ser consciente de eso desde hace mucho más tiempo, sabe inequívocamente desde este verano que Sergi Roberto sigue en el club porque él quiere seguir en el Barça. Ha podido irse mil veces y el último mercado tuvo dos clubs de máximo nivel dispuestos a pagar la cláusula que, en un mercado inflacionado, es irrisoria: 40 millones. Menos de lo que cobra Neymar en el PSG.
El jugador descartó la opción de irse a la Juventus de Turín, pero la posibilidad de marcharse al Chelsea llegó hasta el Barça y llegó, precisamente, en plena efervescencia del folletín Neymar. Un nuevo fuego que se pudo sofocar, una vez más, a partir de la buena voluntad del jugador. Robert habló con él y el secretario técnico debió darle tantos argumentos, que no hizo falta que interviniera Valverde. La cosa se cerró en que era y sería un jugador importantísimo y que su situación contractual se abordaría antes del mercado invernal.
Con este límite fijado, quedan tres meses para que se vuelva a levantar la persiana y, de momento, no ha pasado nada pero pasará. Debe pasar, aunque el vicepresidente deportivo parezca estar más pendiente de cómo arranca el remodelado Sofía Diagonal que de saber hasta dónde llega la cola de clubes que quieren a Sergi Roberto. Los profesionales del club, en cambio, trabajan para que el jugador deje de ser causa y origen de otra crisis. 40 millones son una ganga y quieren arreglar eso. Y ahora les va a salir caro.
Escribíamos ayer que el Barcelona de Josep Maria Bartomeu tiene un plan anti inflación para combatir la coyuntura vigente con la llegada al fútbol de dinero que no genera el fútbol. Hoy hablamos de que también es urgente, incluso más urgente, que Bartomeu active un plan para no hacer el ridículo con Sergi Roberto. Aquí, como pasó con Ney, ya no cabe la excusa de que les pillaron por sorpresa y además les engañaron.
En julio faltó el canto de un duro para vivir una salida especialmente dolorosa y el club conoce todos los detalles de aquella situación. Por tanto, dejar que Sergi Roberto llegue a enero con esa raquítica rescisión, sólo puede interpretarse como una negligencia imperdonable o como una invitación a los mejores clubes de Europa, para que sus machacones tamborileros dediquen los próximos tres meses a convertir la cabeza de Sergi Roberto en el mismísimo bombo de Manolo