MESSI SE JUEGA EL MUNDIAL
Argentina debe ganar de visitante a Ecuador para forzar al menos la repesca ante Nueva Zelanda Leo llega con fe para enfrentarse a un rival que ya no tiene opción, pero hay otro adversario: la altura de Quito La albiceleste estará pocas horas en el lugar
Messi juega uno de los partidos más trascendentes de su vida. Uno de los que puede cambiar su carrera. Raro en él, crack de cinco Balones de Oro, no espera por la final de la Champions League. No enfrenta al Real Madrid con el Barça ni a Alemania en la final del Mundial con Argentina. Increíble, injusto con su talento, pero por primera vez en su vida Leo juega por no bajar de categoría. Un puñal que él no merece.
Su rostro, al llegar a Ecuador, no dice algo distinto a lo de siempre: Leo confía en Messi. El griterío de los hinchas que esperaban en Guayaquil. Aquí hizo base para horas antes del partido llegar a Quito y sufrir menos los efectos agotadores de la altura: 2.850 metros. Quienes hablaron con Messi susurraron que lo vieron bien, confiado. El plantel está bien porque ve a Messi bien.
Leo ya vio la luz del túnel: cuando Argentina terminó de empatar con Perú en la Bombonera, en la cancha sentían el dolor profundo de haber quedado fuera de Rusia 2018. Pero pronto llegó la información que se transformó en arenga: “Ganó Paraguay. Así que si le ganamos a Ecuador podemos ir al Mundial. Vamos, viejo”. Ese fue el grito. Por ese motivo Sampaoli habló después de entusiasmo. En realidad, la selección se dio cuenta de que le habían dado otra vida. Hoy se juegan esa bala. Lo más viable es la repesca, segura ganando hoy. Espera Nueva Zelanda.
Sampaoli también sabe que se juega el honor del fútbol argentino. En ese contexto, ya no hay duda: Javier Mascherano será el líder temperamental. En un síntoma de apertura del entrenador, lo más probable es que el jugador del Barça retorne a su posición natural de volante. Sampaoli cree que el 5 define el estilo de juego. Idealmente prefiere un Banega. Pero Banega fracasó ante Perú y ‘Masche’ fue el empuje.
Hoy Argentina, más allá de los miedos, de la falta de gol, de la duda por Di María, del esquema y de la altura, se lo juega todo. Hay que defender las estrellitas que supieron ganar Maradona, Passarella, Ruggeri, Bilardo, Menotti. El prestigio es algo que no se consigue en la farmacia de la esquina. Ahora estará la defensa en los pies de Messi, la gran esperanza, el crack que hace todo para llevar a su equipo al Mundial. La angustia es mucha, los temores están al por mayor. Habrá que esperar para que Leo le quite la sábana a todos los fantasmas