Para corregir
EL BARÇA DEBE PREDICAR con el ejemplo de su eslogan ‘Diálogo, respeto y deporte’ que exhibió en el partido de Champions ante el Olympiacos y que
Josep Maria Bartomeu defendió con persuasión en la pasada Asamblea. El Barça pierde su razón cuando desde las gradas donde se ubican los grupos de animación se chilla el lamentable grito
“Michel, Michel, maricón” como ocurrió ante el Málaga. El club y la afición se resiente de los valores que predica a pesar de que los que chillan son una minoría, aunque es cierto que rápidamente un gran sector del estadio reaccionó con firmeza para silenciar los insultos. Tampoco deja en buen lugar ni fue bonito que en el Gamper se gritara “Aquí no te queremos, Neymar muérete’’ por mucho que la fuga del brasileño doliera y la herida estuviera abierta.
CUANDO EL CLUB HA PEDIDO de forma valiente y acertada la dimisión del sin par Francisco Rubio, el presidente del Comité de Competición, por sus insultos y ofensas a los participantes del referéndum del 1O, se pierde la razón lanzando el mismo tipo de difamaciones desde la grada. Y cuando a Piqué se le pide respeto en otros recintos donde no es bien recibido, la manera de reivindicar más consideración no es meterse con el rival. Hay pequeñas vías por las que se escapa el trabajo que se está haciendo desde el propio club, que fue correspondido en el partido ante los griegos pidiendo la dimisión del presidente por la decisión consensuada con los jugadores de jugar a puerta cerrada ante el Las Palmas.
NO DEBERÍA ECHARSE A PERDER el esfuerzo realizado por los actores desde el área social. Aunque minoritaria, la mala imagen daña. En las respuestas del Observatori Blaugrana, donde se recoge el sentir del socio, se valora con un notable la actuación de esos grupos. Ellos mismos se autoregulan aislando a los que se pasan y el Barça les llama al alto cuando conviene. Pero aceptar este riesgo comporta extremar todas las medidas