Buscando lo que no pudo ser él
Los técnicos de 1992 ficharon a Vucevic porque era “una mezcla de Schuster y de Laudrup”. Goran ha vuelto 25 años después para encontrar lo que él no fue
Goran Vucevic (46) llegó a Barcelona en 1992, en plena guerra de los Balcanes (1991-1995). Nacido en Split (Croacia), le contó ese verano a Marcos López, amigo y colega de El Periódico, que seis meses antes de llegar al Camp Nou estuvo un día entero metido en un búnker antiaéreo. Su fichaje, si la memoria no falla más de lo habitual, se conoció a finales de la campaña anterior. Se jugaba un Valladolid-Barça (que terminó con un rotundo 0-6) y el encuentro llegaba apenas cuatro días después de haber ganado en Wembley (1-0 a la Sampdoria) la primera Copa de Europa. En ese desplazamiento, se confirmó que el club iba a firmar a un chico muy joven que les impresionó en un partido de Copa entre el Hadjuk Split y el estrella Roja de Belgrado.
Sobre el mismo el césped, los enviados a ese partido tratamos de saber alguna cosa más de Vucevic y Toni Bruins Slot, ayudante de Cruyff, estaba entusiasmado con el refuerzo. Su definición nos dejó sin palabras: “Goran es una mezcla entre Schuster y Laudrup”. Textual. Eso era como decir que estábamos ante un fenómeno en ciernes. Y empezó bien. Hizo la pretemporada en Odoorn (Holanda) y en el amistoso de su debut intervino en tres de los cinco goles que marcó la escuadra dirigida por Cruyff quien, con Stoichkov, Koeman y Laudrup en la plantilla y una normativa que limitaba el cupo de extranjeros, quería que, antes de subir al primer equipo, esa promesa de 21 años, que costó 70 millones da pesetas, se fuese adaptando en el Barça B.
La apuesta, por lo que fuese, no salió bien. Ni mitad Laudrup ni mitad Schuster. Muy buena planta, muchas tardes en el Mini Estadi pero sólo dos partidos con el Barça y cesiones sucesivas a su club de origen, el Hadjuk, y al Mérida hasta que en 1977 fue traspasado al Colonia. Ahora, 25 años después, Vucevic vuelve a Barcelona con su familia para incorporarse a la secretaria técnica. Su trabajo, bendecido por Pep Segura, será controlar el mercado centroeuropeo con atención especial al fútbol alemán.
Vucevic, que jugó la Bundesliga y que tiene formación como director técnico de Hadjuk, tiene ante en sí, por decirlo de alguna manera, el reto de buscar para el Barça el futbolista que no pudo ser él. Difícil, muy difícil, empeño porque dar con un jugador que sea la mitad de bueno que la mitad de Laudrup yla mitad de Schuster juntos, es encontrar la aguja en el pajar