Josep M. Artells Girona legal

GIRONA NO PUEDE SER UNA ciudad más pletórica y feliz: en plenas fiestas de Sant Narcís los rojiblancos sometieron al Real Madrid en un Montilivi jubiloso dejando a los de Zidane a ocho puntos del Barça. Un mundo. El equipo de Pablo Machín está escribiendo sus capítulos más brillantes de la historia tras el ascenso y la primera visita del gigante blanco, con Florentino en el palco, acabó en una de las alegrías y celebraciones que perdurará para siempre en la memoria. El ‘gironazo’, con la remontada de Stuani y Portu, fue inmenso y es de los partidos que dan la vuelta al mundo y dejan tocado al rival. La diferencia de potencial solo se escribió en las previas porque en el césped el Girona jugó de tú a tú (dos postes de Maffeo y Stuani) ante la constelación de estrellas blancas. Los 690 millones de presupuesto del campeón no se vieron por ninguna parte frente a los 45 del recién ascendido.

GANÓ EL GIRONA, SU fiel afición, el fútbol, la concordia y la ciudad anfitriona de la alcaldesa Marta Madrenas que trató al Madrid con todo el respeto que se merece, aterrizando, pernoctando en la ciudad y mimando a sus seguidores de la comarca con banderas españolas. Nada sucedió pese a los que veían fuego donde no lo había. Perdieron los medios que intentaron desde Madrid desvirtuar la realidad durante la semana inventando un ambiente hostil, jugando con la seguridad y faltando al ‘seny’ de los ciudadanos. Nadie en Catalunya puede desconectarse de los acontecimientos políticos que se suceden día a día, pero tanto el Girona como el Real Madrid estuvieron impecables poniendo todo de su parte para que la ‘diada’ fuera normal.

LA GESTA SE CIMENTÓ sobre el orden defensivo, la ambición de un grupo rebelde y de un Stuani magnífico. Esta vez Maffeo no persiguió a CR7 como hizo con Messi. ZZ acabó por sacar a todo su álbum de cromos para frenar la hemorragia de mal juego. Los blancos pierden credibilidad y el Barça se queda arriba con el Valencia a cuatro puntos