‘Zizou’ se marchó muy cabreado
Los jugadores, reunidos 30 minutos en solitario
El paisaje después de la batalla de Wembley muestra un Real Madrid desolado y con evidentes síntomas de y para la inquietud. La imagen de Zinedine Zidane al término del encuentro era la de un técnico muy molesto, aunque en el gesto adusto del francés siempre es difícil adivinar las intenciones.
Sin embargo, fuentes cercanas al entrenador blanco admiten que su salida de los vestuarios de Wembley estuvo presidida por un monumental cabreo por las prestaciones de unos jugadores que estuvieron muy lejos de su mejor versión.
De cara a la galería, entiéndase delante de los medios, el francés negó la mayor: afirmó que no hay crisis, subrayó la tranquilidad que reina en el vestuario, tanto en el de los jugadores como en el de los entrenadores, y expresó su absoluto convencimiento en que el equipo saldrá adelante.
De puertas adentro, sin embargo, el escenario es muy dis- tinto: ZZ sabe que los suyos son una sombra del equipo que arrolló al Barça en la Supercopa de España y busca la manera de hacer reaccionar a la caseta.
Un vestuario, por cierto, que se encerró en solitario por espacio de más de media hora para analizar lo sucedido sobre el terreno de juego. Durante 30 minutos, los profesionales blancos, en ausencia de Zidane y del resto de integrantes de su cuerpo técnico, estuvieron en la caseta hablando de lo sucedido y, se supone a la luz de las declaraciones posteriores, para hacer causa común con el objetivo de remontar la crisis de juego y resultados que amenazan con llevarse por delante la temporada del cuadro blanco.
Antes de esa cumbre en solitario, y como es habitual en todos los partidos a los que acude, el presidente Florentino Pérez acudió al vestuario para infundir ánimos a unos jugadores tocados por lo que acababa de suceder. El presidente reiteró el mensaje oficial de tranquilidad y confianza
LAS CLAVES
UNIDAD Es el mensaje que el vestuario pactó transmitir al exterior
MALESTAR A ZZ no se le escapa que su equipo es un auténtica sombra