Julià Márquez, un padre multitarea
Es la segunda temporada que el padre de los campeones se encarga de llevar su motorhome
Julià Márquez se juró un día que nunca más un hijo suyo estaría en un hospital por esos mundos de Dios sin que nadie de la familia estuviera a la cabecera de la cama como en 2008 con Marc en Sepang. Junto a Roser dedicaron sus fines de semana a las carreras de sus pequeños y en ello papá Márquez sigue concentrado. Y aunque no tiene ninguna necesidad de hacerlo ha encontrado la manera de ser útil a sus hijos y es la segunda temporada que se encarga de trasladar por Europa, montar, limpiar y ordenar el motorhome de Marc y Alex Márquez.
“Para mi es un orgullo trabajar para mis hijos y aún te esmeras más porque es su camión y no quiero ni una rayada”, clama Julià. Hacía tiempo que le venía insistiendo a Marc que se comprara uno y que el lo conduciría. Hace un par de años se decidió: “¿Aún lo quieres llevar tú?, pues estudia, me dijo. Yo no tenía el carnet para conducirlo (se necesitan el C, camión pequeño y luego el D, el de trailer). Yo había trabajado conduciendo maquinaria de obra pública pero no tiene mucho que ver. El martes a las 4 llego al circuito, lo aparco donde me dice IRTA, lo monto, lo limpio y lo ordeno. Así me entretengo porque sin hacer nada las horas no pasan en el paddock y me quito nervios”, insiste.
Esta ha sido su segunda temporada y calcula que ha recorrido “unos 15.000 kilómetros al año, hacemos solo Europa y vamos de circuito a circuito, no volvemos a casa más que entre Aragón y Valencia porque en medio está la gira asiática o Misano-Aragón porque Cervera me coge de camino. Los viajes más largos son Silverstone-Misano y de casa a Assen, 1.600 kilómetros”, relata.
”Son dos veces al mes, menos los empalmes de Grandes Premios que el año que viene no habrá, y no es mucho trabajo y además ves Europa. Cuando subimos los Alpes el paisaje es espectacular, el Montblanc es brutal, paramos en un sitio que ya conocemos y te despiertas y ves eso, les envié un video a mis hijos, es bellísimo”.
Julià no se ha encontrado contratiempos pero los conoce de oídas: “Hay bandas que roban el gasoil de los camiones para luego revendértelo. Yo de momento no me he encontrado con ningún problema pero dos de Dorna en una autopista francesa este año se levantaron por la mañana y no tenían ni una gota de gasolina, se lo robaron con ellos durmiendo dentro y ni se enteraron”.
Una particularidad es que nunca viajan solos: “siempre viajo con dos camiones del equipo de Marc, con Rubén, el camión del box de Marc, y otro de los camiones blancos de HRC. Somos tres catalanes, salimos, nos encontramos y tiramos millas. Nadie viaja solo y cuando paras a dormir también paras en áreas de servicio vigiladas y uno al lado del otro.
“Para mí es un orgullo trabajar para mis hijos y aún te esmeras más porque es su camión”
“Con el trabajo en el motorhome consigo que los nervios se pierdan un poco”
Para él es como una terapia para quitarse lo nervios: “Yo en el box sigo sufriendo mucho, no me he acostumbrado. Ellos se levantan y se van y yo luego me ducho y voy al box, pero como ya vengo después de hacer el trabajo los nervios se pierden un poco. Aunque ya sean campeones los nervios siguen ahí porque en este deporte cada vez que caen no sabes lo que puede pasar. Siempre les digo que hagan gestos para saber que están bien, si tienen algo roto ya se fijará pero al menos que sepa que están bien. Sólo que la moto se mueva piensas muchas cosas”