Denis pone la música, Paco y Aleix bailan
Suárez-Alcácer-Vidal Reivindicación colectiva del Plan B en un partido que todos supieron disfrutar, excepto un ansioso Deulofeu
Fabricó el primer gol (la internada fue suya), remató al poste tras un gran control, un defensa le sacó un disparo que ya entraba, el portero del Murcia realizó ante él su mejor intervención... Pero en el frío mundo de las estadísticas, Gerard Deulofeu se fue a casa anoche sin goles ni asistencias en su contador individual tras un partido en el que el Barça goleó 5-0 al Murcia. Más debate.
Alrededor del extremo de Riudarenes sólo hay impaciencia: la suya, ansioso por ser importante en cada jugada porque sabe que tiene calidad para ello, y la de todos los barcelonistas, ávidos de verle explotar de una vez. Es lo que tiene también no esconderse nunca, pedir el balón una y otra vez, tener un alto concepto futbolístico de uno mismo, para bien o para mal. Demasiadas veces un regate de más, una arrancada con un toque desproporcionado de balón, un pase sin destino... Y así, con luces y sombras, Deulofeu fue el único que no supo disfrutar de un partido ideal para ello y en el que sí se reivindicó el resto del fondo de armario.
En las antípodas de ese nerviosismos que transmite Deulofeu se encuentra Denis Suárez, que ante el Murcia puso su música preferida a la fiesta del Camp Nou para que los demás la bailaran. Sí, el rival era una Segunda B, pero se lo tomó muy en serio, desplegando un fútbol de alta escuela adornado con un golazo de lujo (4-0) y una asistencia genial a Arnáiz en el 5-0.
Paco Alcácer abrió otra lata con oportunismo, como en la ida, como ante el Sevilla en la Liga, cuando marcó un doblete decisivo. Lleva
La impaciencia, la suya y la del entorno, rodea todo lo que hace el de Riudarenes
cuatro goles este curso jugando poco, siendo importante también en el 0-3 liguero en Leganés al participar con sus disparos en el doblete de Luis Suárez. Cuando es titular, no tiembla. Y la Copa le mola. Ya marcó en la última final ante el Alavés.
Y Aleix Vidal, con libertad, arrancando desde la derecha, pero apareciendo en muchas zonas, se lo pasó en grande. Logró un gran gol de cabeza (3-0), dio el 2-0 a Piqué e incluso lució el brazalete entre la marcha del central y la entrada de Sergi Roberto. Todos entendieron que era un día para aumentar la autoestima. Todos menos Deulofeu