Obsesión por la seguridad en Moscú
El gobierno de Vladimir Putin quiere garantizar que no hay el más mínimo incidente dentro y fuera de los estadios
El mundial de Rusia 2018 va a estar presidido por una seguridad sin precedentes en la historia del fútbol. Moscú está repleto de controles que van desde los principales hoteles a las cercanías de la Plaza Roja y el Kremlin zona en la que se va a celebrar el sorteo de la fase final de la Copa del mundo. De hecho, la celebración de la Confederation Cup fue una auténtica prueba de fuego para lo que será luego el propio mundial.
El Gobierno que preside Vladimir Putin no quiere un sólo incidente y, mucho menos, que se reproduzca alguno de los atentados terroristas, la mayoría relacionados con la intervención militar de Rusia en la guerra de Siria que, por desgracia, se han vivido en San Petersburgo, Sourgout (Siberia) y en Volvogrado. Sin otros en la propia capital rusa, en Moscú. La capital está llena de patrullas de la policía y hasta del ejército.
Ha existido un auténtico control estricto de los grupos de ‘hooligans’ locales, sobre todo de los clubs de Moscú, que se ha podido comprobar en los partidos de Champions League y UEFA Europa League en que no han existido problemas gracias a un estricto control y labor de infiltración previa entre los organizadores. La visita del Besiktas de Estambul a Moscú fue buena prueba de todo lo dicho. Los aficionados locales y visitantes atravesaron una doble fila de policías especiales antidisturbios. En contrapartida, los controles de aduanas en los aeropuertos son más livianos que en otras ocasiones en lo que se refiere a la documentación, no a los equipajes y a las personas que sigue siendo muy estricto.
La FIFA, que preside Gianni Infantino, ha logrado también una política poco restrictiva del go- bierno de Rusia en la concesión de visados para los aficionados que quieran seguir a sus respectivas selecciones a lo largo de la fase fi- nal de la Copa del mundo.
Segunda identificación
El único lunar que preocupa a la FIFA y que ya se pudo comprobar en la Confederation Cup que fue un escollo, es la identificación pos- terior de cada seguidor que tenga una entrada para acudir a los estadios. Ese ‘ID-fan’, a modo de carnet de identidad del aficionado, obliga a un control lento y exhaustivo ya que muchas veces la documenta- ción no está completa. En la Confederation Cup hubo gente que en- tró en los estadios con el partido en la segunda parte. Incluso se llega- ron a hacer fotos de identificación antes del inicio de los encuentros.
En ese aspecto, las autoridades rusas se han mostrado inflexible y cada aficionado que quiera entrar en los estadio del mundial o lleva el ‘ID-fan’ o se quedará fuera ape- sar de llegar con la entrada oportu- namente comprada a la propia FI- FA en Rusia o en su país de procedencia