Jugadores vs. clubs
El caso Mascherano permite reflexionar sobre un conflicto de intereses tan viejo como el fútbol: jugadores vs. clubs. Es absolutamente normal que un futbolista, en la recta final de su carrera, quiera exprimir al máximo sus posibilidades, tanto a nivel deportivo como económico. La situación del ‘jefecito’: camino de los 34 años, suplente habitual y con una oferta magnífica del fútbol chino, de esas difíciles de entender desde Occidente. Un tren que pasa, aquí y ahora. Si yo fuera Mascherano, como mínimo, tendría un dilema. O dos, si hubiera tenido que pasar por el cepillo de Montoro .Es comprensible que se plantee ir a otro lugar para jugar/cobrar más.
A partir de ahí, el viento sopla a favor del club. De entrada, porque Mascherano tiene contrato en vigor con el Barça hasta el 30 de junio de 2019. Y claro, es lo que tienen los contratos, reportan compensaciones y conllevan obligaciones, aunque parezca que, en esta era de fútbol capitalista, sólo los clubes sean esclavos de los acuerdos que firman con los futbolistas. A los dirigentes se les pide siempre generosidad; a los jugadores, nunca.
Pero el gran problema de Mascherano se llama Umtiti .Si no se hubiera roto, Mascherano merecería que el club le atendiera para buscar una solución óptima para todos. Sin Umtiti, sería una temeridad abrirle la puerta por los servicios prestados. A no ser que deje en la caja el dinero para un relevo de garantías. O a no ser que haga un Neymar. El brasileño llegó con un cheque qatarí de 222 millones de euros que compraba su libertad, la cifra que especificaba su contrato. Nada que decir. Con Mascherano ,el Barça sí tiene algo que decir. Tratar bien a futbolistas que se lo merecen es una cosa; ser una ONG, es otra