Un partido especial
Los Clásicos configuran la historia del fútbol pero cada Real Madrid-Barça tiene su propia intrahistória
El 25 de octubre de 2014 Real Madrid CF y FC Barcelona se enfrentaban en el Bernabéu. El Barça vivía aquel día una jornada especial. Luis Suárez entraba en el equipo por primera vez y todos estaban contentos, pero había algo en el ambiente que no era… positivo.
Como todos los Clásicos el primer contacto fue político. Las dos directivas se reunieron para almorzar juntas y aquel día el encuentro se hizo en el Hotel Ritz, ante la lógica expectación mediática.
El Barça, encabezado por su presidente, JM Bartomeu, acudió con su plana mayor. Era un momento en el que el club azulgrana estaba soportando una terrible presión mediática fruto de los casos Neymar, el atosigamiento fiscal a Messi, la sanción de la FIFA, la presión a Sandro Rosell, las obsesivas rotaciones de Luis Enrique, y las prisas de la oposición por ir a las urnas… Demasiadas cosas a la vez.
Todo el barcelonismo veía, o creía, que el artífice de todos los males que sufría el club tenían el mismo origen: Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y la persona más abiertamente obsesionada en intentar frenar la galopada del Barça hacia el top del fútbol mundial. Verdad o no, lo cierto es que aquel Clásico tenía una variante muy especial en el aspecto diplomático y por eso todos se sorprendieron cuando, terminado el almuerzo, Florentino pidió a Bartomeu ir hacia el estadio en el autocar de la directiva barcelonista.
Los dos presidentes se sentaron detrás del conductor. El silencio era sepulcral. El anticristo del barcelonismo estaba allí mismo sentado junto a Bartomeu. Muy pocos se atrevieron a algo más que a susurrar, y muy pocos hicieron fotos.
Fue un aficionado, Sergio Carrasco, un actor murciano en ciernes, ya en el Bernabeu, quien grabó el momento en el que Florentino bajaba del autobús y quien pasaría posteriormente esa imagen a este periodista. No trascendió nada sobre la conversación entre los presidentes, pero el presiente blanco dio, efectivamente, un golpe de efecto. El típico comportamiento de alguien que, no sólo se siente seguro de sí mismo, sino que tiene todo a su favor.
Ya en el interior del estadio, la alegría de poder alinear a Suárez, Neymar y Messi por primera vez, contrastaba con la decisión del entrenador de hacer jugar a Xavi de entrada y dejar a Rakitic en el banquillo. Xavi prefería jugar en la segunda parte, cuando el adversario estuviera más cansado y lento, pero Luis Enrique optó por enfrentarle a los mediocampistas blancos desde el primer momento.
El Barça marcó primero. Fue aquel golazo que llegó tras una asistencia de Xavi a Suárez por la derecha, un paso cruzadísimo del uruguayo a Neymar, que tras dos fintas batió a Casillas en el minuto 4. Messi pudo hacer el 2 a 0, casi inmediatamente, pero las cosas no se encararon bien. Piqué cayó al suelo en el área pequeña y tocó el balón con la mano. El Madrid empató de penalti -Cristiano-.
Con el 2 a 1 en el marcador, Pepe marcó el gol de la remontada, y el míster azulgrana optó por hacer un cambio en el lanzamiento de un córner ofensivo. Xavi, agotado, dejó paso a Rakitic que lanzó el saque de esquina raso y al punto de penalti. El Real Madrid interceptó el centro y el contrataque de Isco, Cristiano, James y Benzema, el francés fue letal. 3 a 1.
Fue una tarde blanca. Florentino marcó su gol y los pupilos de Carlo Ancelotti no perdonaron. El Barça, sin saberlo, se dirigía hacia la crisis de Anoeta, donde estallaría toda aquella presión acumulada. Pero eso, además de ser otra historia, aunque también el principio de una conjura y una remontada que le daría al Barça el triplete –Champions League incluida- y la victoria electoral a Bartomeu, algo con lo que Florentino no contaba cuando subió al autocar del Barça
Florentino sorprendió a todos pidiendo a Bartomeu ir al Bernabeu en el autocar de la directiva del Barça