Va por ti, Alexandre
Compartí la victoria en el Clásico con los amigos de la Penya Gastronómica Barça con una nueva magnifica organización del incansable Gregori Salas en el renovadísimo hotel Sofía. Cuando Messi acertó a convertir su lanzamiento de penalti en el segundo gol del Barça me abracé con David Bellver, delegado en la UEFA, y le susurre al oído: “Habrá alguien en Madrid que esta victoria le estará haciendo muy feliz”. Me refería a su amigo Sandro Rosell recluido desde hace siete meses en el módulo 10 del Centro Penitenciario Madrid V, en Soto del Real. Allí el expresidente blaugrana no es Sandro, sino Alexandre, tal como te has de dirigir en caso de mantener correspondencia. Los que le visitan habitualmente, como es el caso de David, han visto como últimamente, tras observar como los diferentes recursos de puesta en libertad no han ido prosperando, el estado de ánimo de Rosell ha ido disminuyendo paulatinamente. Así, tras comprobar que hasta incluso era rechazada la semana pasada su propuesta de 400.000 euros de fianza, que le impedía pasar las Navidades con sus seres más queridos, Sandro llegó a confesar a sus allegados que su resistencia estaba bajo mínimos. Por ello es de imaginar que el 0-3 del sábado en el Bernabéu debió fortalecer su minada moral. El suyo es un caso judicial incomprensible desde el agravio comparativo con otros que con delitos económicos de muy superior cuantía, como los protagonizados por Urdangarín, Rato, Bárcenas o Ignacio González campan a sus anchas, mientras Rosell se consume en la cárcel sin atisbo de una solución favorable, a pesar de que los afectados por el delito que se le imputa, la Confederación Brasileña de Futbol, lo exculpan. Por lo que la existencia de una mano negra planea nuevamente