Ronaldinho siempre quiso ser músico
Se inspiraba en la NBA para inventar nuevas jugadas con las que deslumbrar en un campo de fútbol
os bongos le hacen feliz. Cualquier instrumento de percusión que le permita marcar el ritmo y dejarse ir. Adora el pagode, a Dennis DJ o Wesley Safado, a Maluma, con el que grabó un video para el Mundial de Rusia, o David Guetta, con el que ha cerrado una colaboración. Se bajaba con sus bongos a cualquiera de los locales de Castelldefels donde se sentía en familia, tocaba y sonreía, como nunca. Porque Ronaldinho siempre quiso ser músico pero la lesión de su hermano Roberto de Assis lo convirtió en uno de los mejores futbolistas de la historia.
Roberto era tan bueno que con 16 años la Juventus de Turín quiso ficharlo. El Gremio renovó su contrato y con la ficha compró una casa con piscina para sus padres. Pero la fatalidad quiso que ‘pai Joao’ muriese ahogado en esa piscina poco después y que Roberto se lesionase gravemente despidiéndose de una carrera de alto nivel. Pero ahí estaba ‘Dinho’, desgarbado y genial, con ritmo e ingenio. Y Ronaldinho transformó el fútbol en magia porque era lo más parecido a la música que él adoraba.
Amaba la música flamenca precisamente por los sonidos de los cajones y prefería que le presentases a un cantante que a un futbolista. Como aquel día que llegó David Bisbal al Camp Nou y juntos cantaron el ‘Ave María’.
El mundo quedó cautivado por su sonrisa y esas jugadas imposibles que trabajaba viendo partidos de la NBA. Decía Ronnie que era una auténtica fuente de inspiración ver a aquellos genios del baloncesto dando asistencias sin mirar a sus compañeros, buscando el espacio, jugando con su cuerpo, como después hacía él.
Contagiaba alegría aunque no siempre el fútbol le hiciera feliz. Como en el Mundial de Alemania con una selección brasileira con demasiados capitanes y poca voluntad de darle al gaucho el balón con el que ganar su segundo Mundial. Volvió de aquella Copa triste, con la sensación de haber fracasado, con ganas de dejarlo todo. Después de aquel Mundial dimitió del fútbol aunque siguiese compitiendo al más alto nivel.
Orgulloso de ser negro en una ciudad tan blanca como Porto Alegre, con Frank Rijkaard y Ten Cate hablaba mucho de la lucha de clases y de la figura de Martin Luther King.
La despedida de Ronaldinho del mundo del fútbol será una gran fiesta vivida en diferentes eventos. No faltará un partido con los ‘amigos de Ronnie’ (posiblemente en Barcelona), donde volverá para jugar a fut-voley en la playa y tocar los bongos para los amigos. Cuenten con la música para la despedida y si quieren hacerle feliz no le regalen los mejores goles de su carrera, le basta con unos tambores.
Ronaldinho siempre quiso ser músico y ahora podrá dedicarse a cantar con Edcity y a ejercer de productor musical. Seguramente, no echará de menos el fútbol... pero el fútbol siempre recordará su magia y su sonrisa