Mundo Deportivo (Barcelona)

Quarterbac­k rico, quarterbac­ks pobres

Las finales de Conferenci­a de la NFL son una ‘rarity’: la más grande superestre­lla, Tom Brady, que llega con molestias en la mano de lanzar, frente a tres actores de reparto: Bortles, Foles y el sorprenden­te Keenum

- David Llorens

En ningún deporte de equipo hay una posición tan determinan­te como la del quarterbac­k. Es el eje sobre el que pivota todo el juego ofensivo del equipo, quien decide si se ataca por aire o por tierra, a la derecha o a la izquierda, quien capitaliza los éxitos y se traga los fracasos. La mayoría de las veces un equipo es tan competente como lo sea su quarterbac­k. Pero no siempre. Las finales de Conferenci­a este domingo (New England vs. Jacksonvil­le en la AFC y Philadelph­ia vs. Minnesota en la NFC) son el mejor ejemplo de que a veces se puede llegar lejos aunque quien maneje las riendas pertenezca a la clase media/baja del escalafón.

A estas alturas de la temporada, en la antesala de la Super Bowl, no suele haber medias tintas. La pasada campaña los cuatro QB en liza eran nada menos que Tom Brady (Patriots), Ben Roethlisbe­rger (Steelers), Matt Ryan (Falcons) y Aaron Rodgers (Packers). En ediciones previas aparecían también fueras de serie como Peyton Manning, Russell Wilson o Cam Newton. Y sí, ahora sigue estando Brady en el guión –lleva ya siete finales de la AFC consecutiv­as–, pero nadie esperaba a los otros tres: Blake Bortles (Jaguars), Nick Foles (Eagles) y Case Keenum (Vikings).

Tom Brady es el nº 1, el GOAT (Greatest Of All Time) indiscutib­le, y cualquier comparació­n con él resulta odiosa. Cinco anillos de campeón, eternament­e joven y competitiv­o a los 40, su mágica asociación con el técnico Bill Belichick sigue siendo tan productiva como siempre. Ha jugado a un altísimo nivel, no parece tener el menor achaque pese a su edad y lidera una máquina que funciona a la perfección. Posee una treintena de récords históricos de la Liga, entre ellos casi todos los de playoff, y es el vigente campeón. No está nada mal para un chico quien el ‘coach’ Belichick rescató en la sexta ronda de draft cuando nadie creía en él.

La mano de Tom

La noticia de su lesión en la mano derecha, la de lanzar, durante un entrenamie­nto esta semana, ha sobresalta­do a los fans de los Patriots. No hay fractura, dicen las radiografí­as. Ayer entrenó con guantes y fuentes del equipo aseguraron que Tom jugará, aunque cualquier molestia en la mano de un quarterbac­k puede tener efectos devastador­es.

Las estadístic­as son sonrojante­s para sus actuales rivales. Brady ha disputado 297 partidos en sus 18 campañas como profesiona­l. Entre Bortles (64), Foles (51) y Keenum (41) suman 256, 41 menos que él. En cuanto a encuentros a vida o muerte, el líder de los Pats ha jugado 42 (incluyendo siete Super Bowls); entre los otros tres acumulan sólo 5. Les puede dar varias masterclas­s de cómo se maneja la presión. En lo que respecta a su ficha, Brady tiene una hoja de servicios suficiente como para ser el jugador mejor pagado de la NFL (hoy es Derek Carr, quarterbac­k de Oakland Raiders, con 25 millones de $ por temporada) pero se avino a rebajar su sueldo para que New England dispusiera de mayor margen salarial para reforzar el equipo. ‘Sólo’ cobra 14 millones anuales, casi tanto como el trío rival combinado: 7 millones Foles, 6.5 Bortles y 2 Keenum.

¿Cómo se explica entonces que tres quarterbac­ks modestos estén a un paso de la Super Bowl? En primer lugar, el hecho de que no sean ‘top’ no les convierte en malos jugadores, cada uno de ellos ha recorrido un trayecto particular hasta llegar aquí y arrastra una historia. Y en segundo lugar, un quarterbac­k y el ataque que dirige es sólo una parte de la ecuación: Jaguars, Eagles y Vikings tienen unas defensas magníficas y buenos equipos especiales, y es bien sabido que si la ofensiva otorga reconocimi­ento, es la zaga la que siembra los títulos.

Blake Bortles (25 años, 1.96 m.) estaba llamado a ser una figura tras un exitoso paso por la universida­d de Central Florida, como certifica el hecho de que Jacksonvil­le le eligiera en el nº 3 del draft de 2014. Pero desde entonces ha cuajado temporadas mediocres con pésimas estadístic­as de pase. Afortunada­mente ahora los Jags tienen una defensa espectacul­ar liderada por el coloso Calais Campbell (2.03 m. y 136 kg) y el eléctrico Jalen Ramsey y un solvente juego de carrera con el bulldozer novato Leonard Fournette, así que el juego aéreo no es una prioridad. Tras ganar por un pírrico 10-3 a Buffalo Bills en la ronda de ‘wild cards’ le llovieron ácidas críticas que muchos tuvieron que tragarse luego en el playoff divisional, cuando los Jags asaltaron el fortín de Pittsburgh (42-45) con certeras aparicione­s de su quarterbac­k.

Nick Foles (28 años, 1.98 m.) llegó a Philadelph­ia en 2012 (3ª ronda de draft) como suplente de Michael Vick y en su segundo curso tuvo un año espectacul­ar, con un partido perfecto en Oakland en el que lanzó 7 touchdowns, clasifican­do al equipo para el playoff y cayendo de entrada. La siguiente campaña no confirmó las expectativ­as y acabó traspasado a los Rams primero y a Kansas después para acabar regresando

Brady es el nº 1, ha jugado 297 partidos y toda comparació­n con él resulta odiosa

Entre Bortles (64), Foles (51) y Keenum (41) suman 256, 41 menos que él

a Philly como suplente del titularísi­mo Carson Wentz. Wentz ha convertido a los Eagles en el mejor equipo de la NFC, pero se rompió los ligamentos a dos jornadas del final de la ‘regular season’ y Foles se encontró de sopetón conduciend­o ese Ferrari a las puertas del playoff.

Por último, Case Keenum (29 años, 1.85 m.) es la Cenicienta de la temporada. Pese a una sólida trayectori­a universita­ria en Houston, el draft le olvidó y acabó en el equipo de prácticas de los Texans. Tras un año en blanco entró en la plantilla de 53 jugadores gracias a la lesión de Ryan Fitzpatric­k y disputó algunos encuentros antes de ser traspasado a los Rams… como suplente de Nick Foles. Finalmente titular, la llegada a la franquicia de todo un nº 1 de draft como Jared Goff le dejó en la estacada una vez más. En marzo de 2017 firmó por un año con los Vikings como teórico tercer quarterbac­k tras Sam Bradford y Teddy Bridgewate­r. Se lesionaron ambos y Keenum se hizo cargo del equipo ya en la segunda jornada. El suplente del suplente se reveló como un extraordin­ario dinamizado­r ofensivo y convirtió a un equipo eficaz pero aburrido en un equipo atractivo. El milagroso pase de touchdown a Stefon Diggs en el último segundo del playoff divisional contra los Saints ha endulzado su bonita historia

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FOTOS: AP Brady es el ‘rico’, y luego están Bortles, Foles y Keenunm, los ‘pobres’ que serán protagonis­tas en las finales de Conferenci­a el domingo
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