Pau, titular; Aleix, también
Reacciones distintas a una decisión similar. Quique hizo titular al portero por el que no apuesta el club y Valverde optó por salir con Vidal, transferible
Quique Sánchez Flores sorprendió alineando a Pau López en el Camp Nou. Un portero de categoría -que volvió a mostrarla el jueves- que había sido suplente en el partido de ida. En Cornellà jugó maravillosamente bien Diego López, que coronó su noche parándole, muy bien parado, un penalti a Messi. El guardameta gallego se mantuvo de titular en Liga contra el Sevilla y eso, unido a que el director técnico Lardín ya le había puesto la cruz a Pau por negarse a renovar invitó a pensar que Diego sería titular en el Camp Nou y en lo que restaba de campeonato. Pues, no. Jugó, contra todo pronóstico, el catalán.
Para perplejidad de muchos españolistas, Quique se saltó a la torera los intereses del club para pensar en los suyos, para reivindicar sus galones por encima de la estrategia de la entidad. Más aún, siempre según la visión crítica, el entrenador tomó una decisión que podría haber minado la moral de Diego López que es la apuesta de la propiedad para la portería. Firmó la renovación hasta 2020 mientras que su colega Pau, que acaba la relación el 30 de junio, desde el 1 de enero puede negociar con cualquier otro club y macharse libre en verano.
En el otro bando, también hubo sorpresa en la alineación. Aleix Vidal apareció en el once titular y tuvo, además, un papel decisivo en el primer gol del Barça. Valverde apostó por abrir la banda derecha con él y por ahí encontró el pase con el que Suárez cabeceó el 1-0. El caso de Aleix no es idéntico al de Pau y Diego, pero también podría interpretarse como, abriendo comillas, conflicto de intereses. Con Aleix en el escaparate y abiertas negociaciones con Sevilla, Fiorentina y Roma para intentar traspasarle antes del día 31, lo que le conviene al Barça es riesgo cero con Vidal. Valverde, que lo que prefiere es riesgo cero con el equipo, no dudó en convocarle y hacerle jugar hasta que cambió el dibujo y, con Paulinho, colocó un centrocampista más.
No nos costa, a diferencia de lo que pasa con Quique, que haya nadie ni medio mosqueado con Ernesto. Cuando las cosas van bien, y en Barça las cosas van tan bien que el éxito blaugrana y el fracaso ajeno sorprende a la propia empresa, los técnicos tienen carta blanca para hacer y deshacer. Lo que en otro escenario local, o en Cornellà, sería una inconsciencia, una temeridad o una meada fuera del tiesto, en este contexto es otro acierto de míster