Ir a la final rioridad
Pasó el derbi y respondió bastante a lo esperado, al menos a lo que yo esperaba, más aún cuando polémicas aparte y demás, vi desde primera hora del domingo que estaba cayendo una buena tormenta. Poco fútbol y un punto para cada equipo. El Espanyol, por entusiasmo, mejoró claramente la respuesta que estaba dando en actuaciones anteriores ante otros rivales porque vive este partido con una motivación muy especial. El Barça afrontó la visita a Cornellà-El Prat en medio de un calendario tremendo que, aunque no quieras, acaba condicionándote. Por eso me pareció lógico que Valverde renovara un poco la alineación, o un mucho dirán algunos, teniendo en cuenta que en el once inicial no estaba un tal Messi, nada más y nada menos. Al final, el argentino acabó entrando para jugar la media hora decisiva y el Barça terminó empatando, con pase del ‘10’ y gran remate de cabeza de Piqué. El empate lo considero un buen resultado para un Barça que, gracias a los méritos acumulados, sigue invicto en la Liga y con una ventaja de puntos muy notable. La jornada, salvo por el triunfo del Atlético, no le varió mucho el panorama clasificatorio: el Valencia está un punto más lejos y el Madrid sigue a 19, a 16 jornadas para cerrar la Liga. Por eso, como ya apunté en mi artículo en Mundo Deportivo de la pasada semana, la Copa pasaba a ser ahora la prioridad.
Lo tengo claro: lo importante ahora es el jueves. La razón es de una simplicidad que me parece casi de perogrullo. Con un solo partido, si lo resuelve bien, el Barça estará ya muy cerca de dos títulos. La Liga está muy encarrilada y si haces las cosas razonablemente bien y no caes en tonterías la tienes claramente más a tiro que cualquiera de sus adversarios, aunque el Atlético se haya puesto este domingo a nueve puntos del líder. Para los culés de toda la vida, los del ‘¡ay, ay, ay!’, que piensen si le darían opción al Barça de ganar la Liga si estuviera a tanta distancia del líder. Como poco, hablarían de milagro.
Por eso hay que poner toda la carne en el asador en el partido de vuelta de semifinales de la Copa en Mestalla. El Barça irá con el 1-0 que consiguió en la ida en el Camp Nou, un marcador favorable pero que no te asegura nada y, precisamente por eso, también aleja cualquier posibilidad de caer en un exceso de confianza. Me da la impresión de que Valverde irá con todo lo mejor que pueda presentar ante un Valencia para el que, probablemente, sea su partido más importante en años, ya que lleva mucho tiempo alejado de los títulos. Es evidente que Mestalla es, independientemente de cómo esté el Valencia en cada momento, una de las peores salidas para el Barça. Lo ha sido históricamente, lo sigue siendo y lo será si cabe aun más cuando tienen la posibilidad de jugar una final de Copa años después.
Es verdad que tanto partido en enero puede pasar factura, pero es el precio de ser el Barça y aspirar
Insisto: con la Liga encarrilada, estamos a un solo partido de tener otro título a tiro
a todo. Ya veremos. El derbi nos dejó esa lesión de Piqué, que se une a la de Vermaelen. Contra el Getafe, en la Liga, no estará Umtiti por culpa de una sanción. Habrá que arreglarse con lo que hay y esperar a que alguno de los centrales que están tocados regrese. Yo, en esto, soy de los clásicos: creo que cada futbolista, sobre todo si ya es veterano, conoce mejor que nadie su cuerpo y por eso tiendo a darle la última palabra. Estamos ya en febrero, con la Champions a la vuelta de la esquina. Pero también en Mestalla hay un ser o no ser. En la Liga será más fácil encontrar algún día para parar y tomar aire