El cambio que debe llegar: la ley, igual para todos
Es ya una tradición que llevo cumpliendo desde hace mucho tiempo. En las primeras semanas de cada año, Mundo Deportivo, que por algo es el decano de la prensa deportiva en este país, celebra su gran gala del deporte y, aunque parece difícil por el nivel que alcanza en cada edición, la organización consigue superarse y mejorar cada año su puesta en escena. La edición de 2018 no ha sido la excepción. Anoche tuve la satisfacción de volver a asistir a la gala en este medio en el que colaboro y de saludar a un montón de gente del deporte que tuvo el acierto de reunir Mundo Deportivo, algunos que no ves desde hace tiempo. Mucho más allá de los premios, ese es el gran aliciente que proporciona la Gran Gala de MD. Desde aquí, felicitar a este diario por la gala. ¡Hasta la de 2019! Desde hace ya demasiado tiempo el Barça y los clubs de la Liga están en completa inferioridad respecto a los equipos de otros países que juegan con ventaja en cuanto, no sólo a los jugadores profesionales, sino a las canteras. Hace ya años que el dinero inglés se ha llevado varios talentos jóvenes gracias a la existencia de cláusulas de rescisión, ‘pan comido’ para ellos. Así que el club que trabaja con un chaval que apunta, en cuanto lo tiene medio maduro, ve cómo se lo ventilan sin poder hacer nada. Al revés es imposible, gracias a una reglamentación que permite a unos jugar con las cartas marcadas. La FIFA, tan preocupada por regularlo todo, ahí mira a otro lado cuando es obvio que hay agravio comparativo. Cuando yo jugaba, el péndulo estaba en la otra parte: existía el ‘derecho de retención’ y los clubs tenían todo el poder, de forma que subiéndole un 10% de su sueldo, el jugador estaba obligado a quedarse. En una era en que todo cambia, urge una ‘Ley Bosman’en esto para que todos juguemos bajo las mismas normas