Competir en la Champions
Competir en la Champions es no cometer errores, ser eficaz y competitivo. Puedes estar muy bien en la Liga, ser el mejor en el trofeo de la regularidad pero de nada te sirve cuando llegas a la Champions. El PSG se estrelló con estrépito en el Bernabéu, sin comprender qué supone la alta competición. Al final la Champions te exige jugar con seriedad siete partidos, los que van de cuartos a la final, en los que las reglas son no regalar goles, no fallar, jugar con intensidad y aprovechar tus ocasiones. El PSG pecó de inexperto cometiendo un absurdo penalti al filo del descanso y malbarató su dominio en el segundo tiempo, sin concretar sus ocasiones, y la que tuvo la paró Sergio Ramos con la mano, ante la habitual indulgencia del árbitro con los blancos. Ello no es excusa de la desconexión de Neymar y los suyos, ni de la inoperancia táctica de Emery o la de sus dirigentes confeccionando una plantilla millonaria con un portero de tercera y un mediocentro lamentable. Por el contrario, el Madrid sabe de qué van estos partidos, en los que Cristiano marca aunque sea de churro o de rebote, en los que Marcelo se crece, Modric despierta y el banquillo aporta.
Debe aprender el Barça de todo esto y de sus errores pasados. En Londres espera un catenaccio en campo pequeño, a la espera de las contras de Hazard y la picardía de Morata. Así que se puede dominar y buscar el gol pero sin conceder facilidades defensivas ni córners regalados. Lo primero en la Champions es no encajar y lo segundo, marcar, por este orden. Los ingleses nos buscarán las cosquillas por los costados, en la vulnerabilidad de nuestros laterales y tratará de crear un embudo por el centro cuando ataquemos. Valverde debe saberlo de antemano y preparar al equipo para ello. El Barça ha de saber competir en la Champions, sin desconectarse un instante, ni malgastar ocasiones de gol como antaño, siendo el equipo sólido, arropado bajo el 4-4-2 que hemos visto este año