Enredar con Iniesta

La decisión de Andrés Iniesta de dejar o no el Barcelona al término de esta temporada está siendo ya instrumentalizada contra los órganos dirigentes del club. Los típicos tópicos de siempre (falta de cariño, no sabe si será titular, sin comunicación con el jugador, etc.) han aflorado en los últimos días y seguirán, suponemos, hasta el 30 de abril, fecha tope para que adopte una decisión. Creo que si Iniesta deja el Barça será porque él así lo habrá decidido libremente y en ningún caso como consecuencia de un trato inapropiado ni dentro del campo ni desde los despachos. Iniesta firmó a finales de la pasada campaña un contrato sin precedentes en la historia del Barça y no sé si también sin parangón en el fútbol mundial. Un contrato, como se recordará, de caducidad ‘sine die’ y que él, y solamente él, decidirá ponerle punto final. Según nuestras informaciones, cuando ese día llegue recibirá, además, como premio a su trayectoria una anualidad completa de ficha (cantidad que no es moco de pavo ni grano de anís), mientras las puertas seguirán abiertas para él el día que decida regresar en cualquier puesto de la estructura deportiva. En suma, un digno final para un jugador excepcional, que saldrá por la puerta grande del Camp Nou. Como se merece.

La salida de Iniesta depende de muchos factores. En lo deportivo, ély Valverde han pactado un plan de dosificación que le permita rendir al máximo hasta final de temporada, con el Mundial de Rusia en el horizonte. En lo personal, las ofertas de China, con la promoción de sus vinos incluida, dicen que son irrechazables. Sea cual sea su decisión, aplaudiremos. Pero de ahí a enredar con el manchego para hallarle, si opta por marcharse, una brizna de enfado o un mohín de disgusto contra el club y sus dirigentes solo son ganas de enredar. A falta de temas con morbo en un Barça que es una balsa de aceite, no usen el nombre de Iniesta en vano ni manipulen su figura