Jota, el alma de un Girona de Primera
El utillero ha vivido cuatro ascensos, siete promociones y un descenso desde 2003
“A lo mejor los encargados de material de los otros equipos se me enfadan, pero en los quince años que llevo en esto nunca he limpiado unas botas”. Así habla Josep Maria Luis ‘Jota’, utillero del Girona desde 2003 y autor del grito del equipo “Giroooona” antes de cada partido.
El Girona aún no estaba situado en ningún mapa del fútbol de Europa y prácticamente tampoco en el del español cuando ‘Jota’ llegó al cargo en 2003 por unas circunstancias que nadie hubiese deseado. “Yo era delegado del equipo de mi hijo y me llamaron porque Joan Tarifa, el encargado de material, había muerto” recuerda. “Tenía una muy buena relación con él y dije al club que me encargaría yo”. Sin conocimientos sobre sus tareas, debutó en Vilassar de Mar un día en el que “vino un ayudante a explicarme cómo tenía que hacer las cosas. No lo vi más”, comenta Jota, que tuvo que apañarse “solo” desde aquel día.
Creciendo con el Girona
Un descenso, cuatro ascensos y siete promociones ostenta uno de los hombres más queridos del vestuario y que representa a la perfección los valores del Girona. En primera persona, ‘Jota’ ha visto crecer al club de su alma hacia el éxito, en un proceso que asegura que ha sido “muy lento”, pero “haciendo las cosas bien desde hace mucho tiempo”.
Desde la temporada con Domènech Torrent, con quien comparte muy buena amistad y es junto a Rubi y el Tato Abadía los entrenadores que más destaca Jota, hasta el ascenso de Raül Agné de 2ªB a 2ª. Este último es para el emblemático utillero una de las “grandes claves” de que el Girona esté hoy en Primera. “El año que subimos con Raúl teníamos un equipo normal, nadie pensaba que íbamos a subir, pero lo conseguimos”, recuerda con una sonrisa en el rostro. Ésta sería la entrada del club en el fútbol profesional, de donde no ha vuelto a salir.
Precisamente con Agné en el banquillo, al que ve como “uno de los culpables” del crecimiento del Girona, empezó la historia del grito de: “Giroooooona”, que desde aquel 2006 hace el propio ‘Jota’ antes de saltar al campo. “Entré un día en el vestuario y nadie decía nada, pensé que esto lo tenía que animar yo” cuenta, consciente de que su gallo en Valencia ante las cámaras de Bein ha multiplicado su popularidad. “Me lo tomo como algo natural. Ahora mis amigos siempre me dicen que me ven por la tele. Son cuestiones del trabajo. Lo que no saben es que de gallos ha habido muchos más”, dice ‘Jota’ entre carcajadas.
Quince años dan para mucho, sobre todo para momentos únicos. “El mejor recuerdo de todos es el del ascenso a Primera por lo que supuso para el equipo y la ciudad”, explica mientras mira el vestuario de Montilivi. “En general los momentos positivos superan a los negativos y con esto me quedó”, añade.
El camino hacía el éxito ha sido largo y no sólo de color de rosa. El Girona ha recibido también “muchos palos” hasta llegar a la élite. El peor de todos para el utillero es, sin duda, “el partido contra el Lugo”, en 2015, cuando el equipo pasó del ascenso directo a la promoción ante los gallegos, que no se jugaban nada en una situación que dejó “muy tocados” a todos los miembros del club. Otro momento duro grabado en la memoria de ‘Jota’ es cuando no logró el ascenso a Segunda B en el campo del Eldense, en un partido que se atreve a decir que fue un “auténtico robo”.
Su grito “¡Giroooona!” antes de los partidos ya es un clásico en el vestuario de Montilivi
Asombrado por los cracks
En este recorrido ‘Jota’ ha visto pasar a quince entrenadores y varios centenares de futbolistas de niveles muy distintos. De los de ahora, con jugadores contrastados como Gorka o Stuani, el encargado de material asegura que “son gente normal”. “Antes de estar en este mundo pensaba que los futbolistas eran algo especiales y distintos. Puedo asegurar que no y que me tratan con el máximo cariño posible. Es lo que nos llevaremos del futbol. Las amistades para cuando todo esto acabe”.
La relación de ‘Jota’ es más espe- cial con Eloi Amagat o Àlex Granell. “Eloi es Eloi, lo he tenido aquí en tres etapas distintas y es un hijo pa- ra mí. A Àlex lo conozco desde que tenía cinco años porque jugaba con mi hijo. Son gente encantadora”. El utillero elogia también a Machín, de quien dice que lo que ha logrado es “para sacarse el sombrero”.
Su compromiso con el Girona es total. “Mi jornada laboral es de doce horas, y muchas veces no tengo ningún día de fiesta durante la sema- na”, explica. Y apunta que en sábado de partido puede pasarse incluso “más horas” para que todo esté a punto. ‘Jota’ se adapta a las peticio- nes de los jugadores menos a una: no limpia las botas a nadie. “A prin- cipio de temporada tengo que ver que es lo que quiere cada uno: sus calcetines, sus calzoncillos… Ellos quieren estar cómodos y yo me adapto sin ningún problema”, sen- tencia ‘Jota’, querido y apreciado en el club por su bondad y por la labor que hace en la sombra.
Por muchos “Girooooona” más